Ayer debe haber terminado el encuentro interestatal de mediadores de lectura, en el que Sonora, desde luego, tuvo representantes. En no pocas ocasiones he confesado que soy un escéptico de los resultados de este programa porque, entre otros motivos, carece de un método de evaluación que permita saber en qué medida se ha incrementado el número de lectores… o en qué medida ha disminuido, todo puede suceder.
Por la forma como se expresan los mediadores creo que disfrutan de aparecer en su medio social como tales, como mediadores atentos a acatar procedimientos burocráticos pero no he conocido a uno de quien pueda afirmar que es un apasionado de la lectura. Y nadie puede comunicar a otros una pasión si no la experimenta en sí mismo.
Sospecho que casi ninguno ha leído “La divina comedia”, pues desde la Secundaria les dicen de qué se trata y con eso pueden afirmar que la leyeron. Y para qué entregarse a la lectura de las hermosas epopeyas de Homero, si han hecho películas con ellas y están los engañabobos en aptitud de contar el argumento, aunque no de degustar los exquisitos matices y detalles del clásico inmortal.
Hace unos años tuve la idea de escribir una obra sobre los libros que he leído desde niño, exclusivamente los de literatura, dejé al margen historia, filosofía y libros de texto, con breves comentarios. Lo dividí en dos capítulos de poesía, uno de épica, dos de teatro, dos de novela, uno de ganadores del Nobel, uno de escritoras, otro de mis predilectos. Y mi trabajo condensado en 300 páginas fue un rotundo fracaso. Naturalmente, consulté previamente a buenos lectores, el siempre añorado Nacho Mondaca entre ellos, y todos me animaron a entrarle al toro. Así nació “Club de Lectores” y nadie lo ha leído ni, tal vez, consultado. Es, de hecho, una obra de consulta pues me ocupo de más de 550 autores y hay que considerar que algunos, como Shakespeare, Coetzee, Roth, Miller, Mann, Wallace, Márai, Faulkner y otros escribieron cinco o más novelas cada uno...
Hasta la fecha nadie (y desde luego, ningún mediador) me ha reclamado que omití a tal o cual autor o que no está de acuerdo con lo que digo de tal o cual otro. Por eso lancé el Reto-Lector, que Escritores de Sonora A. C. se sirvió auspiciar. He explicado su finalidad, y lo repito: que a lo largo de un año, quienes leen nos informen qué leen, de qué autor, cuál es el argumento, para que hagamos un análisis el Día del Libro de 2023, con datos reales, sobre cuántos leen y qué autores prefieren.
Los mediadores podrán continuar con sus títulos y recibir los libros que de cuando en cuando les regalan las autoridades, pero la importancia de extender con solidez y provecho el hábito de la lectura reclama no seguir jugando con hueca palabrería y fingir que se hace lo que no se hace.
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