Que se trabaja en un plan integral, informa el gobernador en su cuenta, que permita satisfacer la demanda de agua “en todos sus rubros”, durante 30 años, se entiende que para consumo humano, para la producción agrícola y ganadera, para la industria.
Ese lapso nos parece bastante amplio a los adultos, pero no lo será para los niños y los jóvenes, habida cuenta de que una generación abarca un lapso de 33 años. Con esa base, presumo que el núcleo del plan no será la multiplicación de plantas desalinizadoras ni, mucho menos, reactivar el Plan Hidráulico del Noroeste, PLHINO, pues tanto aquéllas como éste serían soluciones prácticamente para siempre.
En el volumen I de la obra “Sonora 2021. Propuestas para su transformación”, que el candidato Alfonso Durazo coordinó y publicó en 2020, hay al final dos ponencias que quiero relacionar con el tema. Una es “Capacidades energéticas de Sonora: una propuesta de desarrollo regional basado en energías renovables (energía solar)” Entre los autores se encuentra el doctor Rafael Cabanillas López, responsable de campo de helióstatos que funciona en terrenos del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad. Es bueno recordar, aunque el dato no se menciona en la ponencia, que el proyecto considera la posibilidad de generar agua con ese mecanismo.
La actividad periodística me permitió estar en ese campo en la inauguración, hace poco más de diez años, y en la visita del secretario de Energía de la Federación Pedro Joaquín Codwell, que no sólo vino a supervisar el proyecto sino a inyectarle fondos, .Sería útil saber si se han obtenido resultados.
La otra ponencia es “El agua en Sonora. Desafíos actuales y oportunidades futuras”, que satisface el título con el detallado examen de los desafíos, aunque no de las oportunidades. Como parte de los desafíos “se observa que en los próximos diez años habrá 500 mil nuevos habitantes que exigirán acceso al agua”, y como propuestas concretas, la construcción y operación de desalinizadoras en Puerto Peñasco, San Carlos y localidades costeras remotas”.
Este pequeño párrafo es la única esperanza de que, contra lo que expresamos líneas arriba, el núcleo del “plan integral” se finque en la desalinización de agua de mar aunque, por lo pronto, los funcionarios responsables podrían suprimir la de San Carlos pretextando que con la pequeña planta de El Cochorit, ya le cumplieron a Guaymas.
En fin, asegurar el abastecimiento de agua “en todos los rubros” durante 30 años podría dar tiempo para que avancen más las tecnologías en materia de ahorro del recurso y, en su caso, la eliminación o reducción de sales en las plantas costeras, uno de los grandes “peros” que sigue ahí, inamovible.. Pero si los técnicos ya están en eso, ¿qué tal si le buscan alargar un poco más esas tres décadas?
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