No deja de asustar a los padres de familia la información de la prensa de que viene otra ola de covid. El número de la ola no importa, siempre dirán que se aproxima otra. Y por su parte, los altos funcionarios de Educación invitan a mandar los niños a clases en agosto porque todo estará bien.
¿Qué haría yo en esa situación? Mi posición es hipotética, pues hace tiempo se me acabaron los hijos en edad de primaria; todos ahora, a su vez, tienen hijos que ya son profesionistas como lo son ya no pocos de mis nietos. Pero puesto en la situación imaginada, por principio de cuentas, y con perdón de los periodistas, no me convencen las noticias. En su mayoría siguen la técnica de agravarlas un poco para atraer lectores.
Creo más bien en los funcionarios de Educación que cuentan con fuentes científicas serias. Yo mandaría, pues, a mis hijos a clases con las recomendaciones esenciales: que te den un pupitre para ti solo, no juegues en bola a la hora del recreo ni jales a otros la ropa ni dejes que jalen la tuya, lávate las manos cuantas veces puedas y procura llevar siempre el cubrebocas.
Tengo la escuela Abelardo Rodríguez a unos pasos y me daría una vuelta a la hora del recreo para ver, desde afuera, si el chico sigue las recomendaciones. Y, claro, estaría preocupado. Pero le permitiría asistir.
¿SE ESTANCÓ EL PROYECTO BIBLIOTECA CULTURA SONORENSE?
No tengo cara para pedirles más libros a los amigos que, en lo personal, donaron los que pudieron para la Biblioteca Cultura Sonorense. Recibimos 3 mil libros y revistas culturales, algunos repetidos, que no son suficientes pues la meta para instalar la biblioteca la fijamos en cinco mil. Contamos también con media docena de cuadros de pintores sonorenses y música grabada de músicos e intérpretes sonorenses pues la idea es que en su conjunto, la biblioteca refleje la cultura de Sonora.
Solicitamos donativos a El Colegio de Sonora, y ni siquiera reviró con un acuse de recibo. Y también nos falló la Universidad de Sonora, que cada año imprime buen bonche de volúmenes. Los tres grupos de escritores que nos apoyan planean un tercer “librotón” en cuanto las clases en el sector educativo se normalicen, y por mi parte, haré un recorrido por los municipios del sur con la mano tendida, a ver si me la llenan de libros.
A mediados de mayo le mandamos una carta al señor gobernador que prometió donar a El Colegio de Sonora veinte mil libros, sugiriendo que un cacho de esa cantidad se desviara hacia nuestro proyecto. Han pasado dos meses y no recibimos respuesta, pero se entiende la razón. La gente en el gobierno tiene muchos problemas importantes qué atender, mientras que una biblioteca, como se ha demostrado un chorro de veces, puede esperar.
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