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Antes de que termine el sexenio, alguien tendrá que hacer una relación de las intrigas y maniobras que se intentaron para destruir la imagen de Andrés Manuel. Que era agente de los rusos, que hacía preparativos para reelegirse de manera indefinida, mil infundios más.
Acaba de resolverse en nada la intriga encaminada a presentarlo ante la opinión pública como enemigo de las religiones en general, y de modo especial, de la iglesia católica. El asesinato de dos sacerdotes a manos de delincuentes los animó a realizar la burda jugada.
En la mañanera de ayer, aunque no le hicieron una pregunta relacionada con claridad sobre el tema, el Presidente se las arregló para conectarlo con su posición de respeto a todas las iglesias, y mandó poner ante la prensa un video en el que se ve y se oye al Papa Francisco aconsejando lo que reiteradas veces ha pregonado López Obrador: la violencia no se combate con la violencia, la paz es consecuencia de la justicia, hay que combatir las causas del problema..
Debe haber gozado la oposición con la esperanza de que el pueblo mexicano, mayoritariamente católico, le diera crédito a la intriga: con el resultado de que el Presidente apareciera como enemigo de la iglesia. Aunque una y otra vez se topan con pared, vuelven y vuelven a tramar nuevos embustes. Aguardamos con curiosidad el que sigue.
¡PÁSELE, PÁSELE, HAY VACANTES!
Los nombramientos expedidos por los nuevos dirigentes del comité directivo estatal del PRI en favor de respetables caballeros que promedian los setenta años de edad, indican que hay puestos importantes sin titular, las personas jóvenes no se sienten atraídos por ellos.
Es verdad que para quien desea hacer carrera política no se ve claro el futuro en el tricolor, es más, no se ve claro ni algo confuso, simplemente, no se ve futuro alguno. Pero en los tiempos difíciles lo que importa es tener una chamba, y si da vergüenza, aguantársela.
Ayer, en las redes sociales, el ex director del Instituto Sonorense de Cultura se puso sentimental y nostálgico, y relató las delicadas emociones que lo envolvieron cuando, habiendo cumplido 18 años, se dirigió de inmediato al PRI para registrarse como uno de sus jóvenes soldados.
Tiene fresco el recuerdo de la vestimenta que se puso, corbata incluida, para subrayar la importancia de ese episodio solemnísimo, Ahí tienen, señores dirigentes, a un hombre que está pidiendo a gritos un hueso partidista. No es ya propiamente un joven, pero andará en la mitad de años que cargan en la espalda los veteranos octogenarios recién nombrados.
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