Ayer presidió una rueda de prensa la rectora de la Unison Rita Martínez Plancarte para informar cómo se preparó el regreso presencial a clases, que ayer también estaba en marcha.. Del cambio brusco y maravilloso de la situación nos dimos cuenta en cuanto entramos al “campus” universitario y vimos el río de chicas y chicos que entraban o salían por centenares con su habitual desparpajo.
De las precauciones tomadas para que todos los universitarios acaten el aún vigente protocolo de prevenciones se nos habló en detalle Y escuchamos y tomamos nota. No es poca cosa agarrar el toro por los cuernos y enfrentarse al problema número 1 de la Universidad.
Tangencialmente se reconoció la seriedad del problema número 2: la falta de espacios para estacionar en el “campus” los vehículos de los estudiantes y el desacierto de muchos de ellos de buscar la entrada que da acceso al edificio principal, cuando hay accesos por los cuatro costados de la institución.
El tiempo en el que un estudiante con carro podría llegar con éste a su escuela, aparcarlo y entrar a su edificio, es historia. Ya no es posible. Al otro lado de la Reforma hay la posibilidad de hacerlo en espacios de la Escuela de Medicina, del Gimnasio, del Dictus. Pero de ahí hay que caminar para arribar al plantel que a cada quien corresponde.
Hasta entonces, quienes estábamos en la rueda de prensa no sabíamos que el problema número 2 era, en realidad el número 1.
Al salir de la reunión, descubrimos que dentro de la Universidad y en sus alrededores reinaba el caos. Sacar el automóvil del costado sur del edificio principal hasta la Reforma fue llevarlo a vuelta de rueda con avances de un metro por cada dos frenadas durante 40 minutos. Una de las salidas a Reforma cuenta con un semáforo que se supone puesto ahí para repartir las oportunidades de avanzar a los que salen de la Uni y a los que van por Reforma. ¡Pero el semáforo no funcionaba!
Luego, para avanzar por Reforma hasta la Luis Encinas y luego la Veracruz, casi una hora. Motores calientes. Conductores deshidratados El problema, originado por la reiniciación de clases en la Universidad, dejó de ser problema de ésta. Es un serio problema de la ciudad, es decir, de Tránsito municipal. Que los funcionarios municipales no se hagan patos. Es su chamba.
En el curso de la rueda de prensa me permití recordar que el estacionamiento de cuatro niveles, inaugurado el 24 de agosto de 2009, pronto hará trece años, tenía al principio 453 cajones disponibles. En el invierno de 2015 se le agregaron 197 cajones más. Se dijo que al estar la obra terminada por completo tendría 969 sitios ¿Dónde están los 369 que faltan? ¿Se hizo la ampliación y no me di cuenta por estar atento a las estudiantes guapas que pasaban?
No era lógico pedir ahí, sobre la marcha, una respuesta concreta, pero dejo de tarea al equipo de la señora Rectora que estudien si es posible realizar una ampliación adicional.
carlosomoncada@gmail.com.