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La autoridad federal ha abierto tres carpetas de investigación al ex presidente Peña Nieto, informan las fuentes oficiales, por haber incurrido, presuntamente, en delitos electorales, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y otros.
Se nos antoja un sueño la posibilidad de que un ex presidente sea enjuiciado y sentenciado a pasar un tiempo en la cárcel. Aunque al comenzar el Siglo el hecho de que se sometiera a investigación a un ex mandatario, lo que se hace ahora, era también un sueño. Había regido la costumbre de que el fulano que tomaba el poder no molestaba a su antecesor con averiguaciones por cochina que hubiera sido su conducta. Así garantizaba que tampoco le exigirían cuentas a él cuando se le cumpliera el sexenio.
De los numerosos casos de corrupción de Peña, los más notables para la gente fueron las trampas que le hicieron a López Obrador para robarle una elección más, y el cinismo de nombrar un contralor especial para que “estudiara” el probable fraude de su entonces esposa la Gaviota, al obtener regalada, por la vía del cohecho o mordida, la “casa blanca”.
Como tantos otros delincuentes, Peña dijo que está dispuesto a responder las acusaciones que le formulen, aunque como medida de precaución puso a la venta un elegante y costosísimo departamento que utiliza para holgazanear. A estas horas debe tener listo el itinerario que le permitiría evadirse de la justicia mexicana yendo de un país a otro y a otro.
Aunque no llegue a pisar el umbral de la cárcel, el pueblo mexicano saldría ganando si le informan los resultados de la investigación, no porque a Peña le vayan a avergonzar sus tropelías sino que, como sin querer queriendo, las autoridades pondrán al descubierto a muchos de sus cómplices. Hay también la posibilidad, y hay que estar preparados para ella, de que el anuncio de que se le investiga sólo haya sido una amable mentira.
¿ESTUVO MIGUEL PADRÉS EN EL SEPELIO?
Que alguien me diga si Miguel Padrés Elías estuvo presente en el sepelio de su hermano Jesús Héctor, en Cananea. El alegre cuarteto integrado por ellos, el gobernador Padrés y Julio César, que el 24 de enero de 2015 chacoteó alegremente ante la prensa y dijeron que tienen 261 millones de pesos porque han trabajado duro, ahora es un trío.
Miguel es el que se quedó a cargo de la fortuna que trabajando duro desde el gobierno, amasó el cuarteto, pero ni las autoridades federales ni las locales han logrado localizarlo. Y menos lo localizarán si no lo buscan. A lo mejor vino a despedir a su hermano sin que lo molestaran. Alguien se compadeció de su fraterno dolor y lo dejó pasar con la promesa de que se marcharía pronto. Fue una acción humanitaria y plausible porque para nada se habló de dinero.
Eso está muy bien.
carlosomoncada@gmail.com
