La actitud y opinión sobre el PRI de un ex gobernador tan destacado como Eduardo Bours, un estupendo mandatario, con perdón de quienes condenan sin más ni más a todo político de éxito, debería ser determinante para los dirigentes de México y los locales.
Eduardo ha creado una nueva sección para priistas que no están conformes cómo manejan a su partido y consideran la posibilidad de renunciar a su militancia aunque lo piensan y lo piensan y no se deciden a dar el paso. Es la sección de los que han aplastado la tecla de “pausa” para que deje de correr la cinta pero sin apagar la grabadora. Se tomarán su tiempo para decidir.
No es la primera vez que el ex gobernador cuestiona a su partido. Nunca fue un maniquí en manos de quienes lo dirigían. Y cuando el candidato a la Presidencia de la República no fue, a su juicio, el indicado, no vaciló en expresarlo públicamente. Y estableció una línea tajante entre el PRI nacional y el PRI Sonora. Lo debe recordar muy bien Roberto Madrazo. Y está por demás decir que a Bours le asistía la razón.
En la carta que dirige al líder apodado “Alito” puntualiza que aguardará lo que hagan por el partido tanto a nivel nacional como Sonora.
De modo que los priistas que no se sientan bien en el ámbito del partido, no tienen por qué andar viendo en cuál otro les dan posada, pueden oprimir el botón que dice “pausa” y esperar. Aunque el problema del PRI no creo que sea de pausas sino de menopausias. Esto se acabó.
MAGALI, QUERIDA MAGALI:
Dios me cae bien, como bellamente lo dijo el poeta Jaime Sabines, porque puede uno dirigirse a Él con franqueza (y respeto, desde luego). Hasta deja que uno, la más débil de sus creaturas, lo tutee. Por eso mentalmente le pregunto si no nos está apretando demasiado la soga.
Apenas ayer lamenté la muerte del licenciado Marco Antonio Andrade, un abogado y político joven a quien le quedó por hacer mucho bien a la gente. Y el mismo día me golpeó la noticia de que la joven periodista Magali Romano había fallecido. Esto no es lógico. Y menos cuando estamos no pocos ancianos esperando porque, como dice AMLO, ya nos toca.
Primero supuse, dada la cercana muerte de Sergio, su padre, que sucumbió de covid, que ella había sido víctima de contagio; por otro lado me informan que la atrapó una pancreatitis. Como me la pongan, no es justo. Siempre recordaré su cara bonita hurgando, provocando a los entrevistados con sus preguntas. Se desenvolvió en un área que a los editores de periódicos y productores de radio y televisión no se les da, la cultura. Lo hacía muy bien. Y recordarla será agradable, pero sería preferible haberla seguido viendo, vivaracha, con el micrófono listo. No es justo, repito.
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