Rodolfo Castro Valdez era, hasta hace unos cuantos días, jefe de la Oficina del Gobernador de Sonora, y renunció a su puesto para responder a los cargos de peculado que le hacen, de cuando fue secretario de Hacienda del gobernador bajacaliforniano Jaime Bonilla. Renunció por esa razón, expuesta por él mismo, y para no salpicar al gobernador Durazo de las consecuencias del proceso.
No conozco a ese señor, ni siquiera lo he visto alguna vez. Me dará igual que lo declaren culpable o inocente. Pero me parece bueno que lo hayan llamado a cuentas para que se vea que ya no es suficiente el transcurso de los años para que los presuntos responsables de un delito se salven de ser investigados y, en su caso, sancionados.
El tal Jaime Bonillas, como recordara el Lector, fue elegido gobernador por dos años a fin de empatar la siguiente elección con la federal, pero él intentó, con la complicidad de sus diputados locales, de continuar cuatro años más en el poder porque la Constitución General dice que el periodo de un gobernador es de seis años. Causó buena impresión que el presidente AMLO no le siguió el juego a pesar de que había sido Bonilla seguidor de la 4 T.
En cuanto a la afectación política que pueda repercutir en el gobernador Durazo, habrá que estar al pendiente del resultado del proceso. Si el hasta ahora presunto responsable sale limpio, se dobla la página y ya. Pero si hay elementos para culparlo, habrá que preguntar al gobernador Durazo dónde lo pepenó, cómo se relacionó con él, por qué su gente no lo investigó a conciencia antes de incorporarlo a su gabinete...
Por lo pronto, repito y concluyo, es satisfactorio comprobar que las sospechas de corrupción no se pasan por alto con ligereza.
MUSAS INICIA HOY NUEVA ETAPA
Cuando la actual administración del Instituto Sonorense de Cultura inició su labor hace un año, encontró que el Museo Arte Sonorense era un cochinero. Comenzó a enderezar lo chueco pero la magnitud de los daños, no sólo físicos sino también administrativos, obligó a cerrar el inmueble para realizar una limpieza a fondo Lo han hecho así muchos museos del mundo.
Naturalmente, se tomaron las precauciones necesarias, bajo vigilancia de expertos, para proteger el acervo artístico. Y se anunció que de acuerdo con el programa de rehabilitación, MUSAS estaría cerrado hasta octubre.
Es satisfactorio que los funcionarios del ISC hayan dado puntual cumplimiento a dicho programa, como se puso en evidencia hace unas cuantas horas. Desapareció el cochinero material y administrativo con que recibieron a MUSAS y, al mismo tiempo, fue liquidado el otro cochinero: el de los chismes, los rumores esparcidos con malvada intención, las falsedades y tonterías como, para dar sólo un ejemplo: que el Museo desaparecería. La nueva etapa deja una lección: no hay que creer a los frustrados y chismosos.
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