El gusto le duró poco a los dirigentes del STAUS ante la “desaparición” de la Junta Universitaria consignada en el anteproyecto de nueva Ley Orgánica de la Unison por los abogados al servicio del Gobierno del Estado. O si lo quieren expresar de otra manera, al saber que la facultad de elegir Rector no se entregaría, según la propuesta, al Consejo Universitario, monstruo de nada menos que ciento veinte miembros.
No podemos exclamar, como cuando se descubre el verdadero propósito de una inconformidad: ¡Apareció el peine!, porque el peine siempre ha estado a la vista.
Los procesos de elección de Rector han marchado bien desde que los dirige la Junta Universitario, y lo que quieren los del sindicato es que pasen al control de una asamblea deliberante peleonera, como fue en ciertas etapas que es preferible olvidar el antiguo Consejo Universitario, para ver qué pescan a río revuelto.
Tienen el derecho de soñar, en este caso, en campañas de elección de Rector con marchas con el puño en alto (el puño izquierdo, obvio), mantas con leyendas contundentes, mítines en las escalinatas del Museo, volantes, paros..
El puente que va del despacho del Secretario de Gobierno a las oficinas del STAUS se mantiene firme y abierto. Y es de dos sentidos. Hay inteligencia en ambas partes y la conciencia (espero) de que la educación de alta calidad requiere tranquilidad y constancia en aulas y laboratorios. Seguramente encontrarán una solución acertada.
LO QUE VA DE AYER A HOY
Un periodista se puso a recordar unos días atrás cómo se celebraba en Hermosillo, hace una veintena de años, el aniversario de la Revolución Mexicana, y no tuvo que hablar mucho del desgano con que se celebra hoy porque automáticamente nos golpea el contraste.
Algo parecido sucede ahora. Antes los reporteros reseñaban día tras día las ponencias que se presentaban en los simposios de historia (el de la Universidad, que se lleva al cabo a principios de cada año y el de la Sociedad Sonorense de Historia, que se realiza este mes). Más aún, durante un tiempo, dos universitarios interesados en los simposios estuvieron publicando una página, a veces dos, con las reseñas en el desaparecido “El Sonorense”, Se entregaba perfectamente diseñada, para que sin más ni más, entrara al taller a impresión. Y la empresa no cobraba el espacio.
Hubo gobernadores que asistían a los simposios. Al licenciado Alejandro Carrillo Marcor le tocó inaugurar el primero, en 1975. El ex gobernador Luis Encinas no sólo asistía a las sesiones sino que participaba, desde su butaca de oyente.
Otros gobernadores que se hacían presentes fueron el doctor Samuel Ocaña García y Manlio Fabio Beltrones. ¿Y ahora?
Siento no poder contestar a esa pregunta. Se me acabó el espacio.
carlosomoncada@gmail.com