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Hoy fui al centro de la ciudad…oh, amigo. Vi basura por doquier, baches, paredes rayadas, ambulantaje desmedido, que cocina en la banqueta y roba luz de los postes públicos, drenajes colapsados y olores a inmundicia reposada… vi gente cruzando las calles por donde se le antoja…oh, amigo.
Hoy vi la portada del Diario del Yaqui…oh, amigo, dice que este diciembre nos podemos quedar sin policías en la ciudad por conflictos entre ellos. Escuché las noticias en las redes, oh, amigo, la violencia está desbordada en Sonora y la autoridad como si nada.
Anduve por ahí, entre la gente, oh, amigo, qué lacerante adicción se cierne sobre las personas: alcohol, drogas ilegales, tabaco, apuestas, gula, pereza, apatía, prepotencia y casi todos prendidos del celular como queriendo la conciencia evitar.
Después, fui a recorrer el valle, oh, amigo, las calles olvidadas, abigeato descarado, extorsión latente y asaltos consumados.
Llegué a la biblioteca, pero estaba cerrada, pareciera como que los libros y los mexicanos no nos llevamos muy bien, oh, amigo. Y es ese desprecio por aprender lo que nos está hundiendo en este mar de fango, que no es otra cosa que el botín de los partidos políticos.
Prendí el televisor, oh, amigo, y el presidente no quiere serlo de toda la gente, sino solo de los que piensan como él. La división que han provocado desde el palacio entre ricos, pobres, buenos, malos, morenos, blancos, de izquierda, de derecha, fanáticos e intolerantes es cada vez más profunda y eso no es nada bueno, porque si unidos, mejorar como país, va a estar difícil, divididos será imposible, y parece que eso es lo que quiere esa gente…
Y cuando llegó la noche, dirigí mi vista al cielo y las estrellas y recordé que no somos nada, menos que una semilla de mostaza o un grano de arena, pero ahí estamos, haciéndonos la vida imposible y sin querer vivir para servir, que es lo único que nos hará felices.
Jesushuerta3000@hotmail.com
