|
Como periodista y literato, veo con especial simpatía a quienes ejercitan esa bipolaridad, que es también la mía. Por eso escojo, para iniciar la reseña de las obras publicadas en estos días por el Instituto Sonorense de Cultura, “Bavispe”, del periodista y escritor Carlos René Padilla.
El Instituto hizo un gran esfuerzo por publicar a los triunfadores del Concurso del Libro Sonorense de 2020 y 2021, doce volúmenes en total, una responsabilidad que la ex gobernadora y sus mediocres funcionarios de Cultura deberían haber despachado y que dejaron al garete al concluir aquel sexenio.
No son muchos los periodistas que han hecho carrera en la Literatura, del Siglo XX a la fecha. Enriqueta de Parodi hizo periodismo en su juventud en un semanario de Nacozari y escribió en revistas de Hermosillo y de la Ciudad de México (la revista “Sucesos”) pero casi siempre fueron colaboraciones de contenido literario.
Guaymas nos dio a Alfonso Iberri, Edmundo Valadés y Miguel Escobar. El primero conoció los afanes de la trinchera periodística en Chihuahua, el sur de Texas, Guatemala y otros lugares, a la par que crecía su ´producción poética. Valadés fue hijo de periodista y poeta, y él fue periodista y cuentista. Compartí con él tareas cuando era jefe editorial de “Novedades” de México Miguel heredó la dirección de “La Gaceta” y nos dejó colecciones de cuentos y una novela (“El predestinado”).
En Ciudad Obregón, Bartolomé Delgado de León surgió con fuerza como periodista en el “Diario del Yaqui” al que llegó con sólido prestigio de poeta. Recogió la estafeta y sigue corriendo en la doble pista de Periodismo y Literatura, Bernardo Elenes Habas, auténtico en ambas profesiones.
Abelardo Casanova publicó un par de libros bien escritos pero la huella que dejó fue modesta. Como director de “Información” mandó a Alonso Vidal a la calle a reportear, y Alonso lo hizo bien, pero su mejor aportación al periodismo fueron los suplementos literarios. Alejandro Oláis, reportero nato y columnista publicó varios libros, todos de contenido político. Son, de hechos, reportajes amplios.
Carlos René Padilla se forjó como profesional del periodismo y de la Literatura, al mismo tiempo, en la fuente más apasionante, por su perfil humano, y a veces la más peligrosa: la nota roja. De ella se nutrieron sus primeros libros. En “Bavispe”, ganador en 2020 en Cuento, es reflexivo y buen retratista del ambiente pueblerino, pero si es necesario ser cruel y áspero, ¡vaya que sabe serlo!”, como lo prueba en “Mar de estrellas”, una de mis narraciones predilectas.
También me gustan “Boda de pueblo”, en la que el novio a quien dejan vestido y alborotado pierde con dignidad y hombría, y “Comala” con la que cierra el volumen.
El padre que va a identificar el cadáver de su hijo entre varios cientos de víctimas, piensa, al iniciar su macaba tarea, en el lamentable retraso de México –es el pensamiento del reportero Carlos René--, pero en las últimas líneas, cuando levanta la mirada y muestra al lector el mar de sábanas que casi sin esperanza debe aún levantar, es el impacto con que el literato Carlos Rene ha aprendido a golpear al Lector.
Algo más diré de este autor, al concluir las doce reseñas.
carlosomoncada@gmail.com
