Perdóneme la franqueza, doctor Marco Sanz, autor del libro ganador del certamen de 2020 en el género Ensayo “Paremia y paralipómena”: si hubieran puesto a mi alcance sin más y más esa obra, no la hubiera leído, el título me habría asustado. Pero soy un suertudo, y aparte periodista cumplidor, y como prometí reseñar las doce publicaciones que el Instituto Sonorense de Cultura dio a conocer en noviembre, confieso aquí que he leído un excelente, instructivo y luminoso libro.
El autor es un enamorado del Latín (aunque las dos palabras que forman el título son, curiosamente, de origen griego), y escoge ocho refranes (Paremia) latinos para construir, alrededor de cada uno, valiosas reflexiones que prueban la necesidad de no apartarse, en la aventura de vivir la modernidad, de los clásicos.
El primero, “errare humanum est”, lo relaciona con la enorme responsabilidad de combatir la contaminación con el pretexto del progreso “que pone en evidencia el endiosamiento del capitalismo”. En el segundo ensayo, “Primum vivere deinde philosofari” (primero vivir, luego filosofar), exalta la sabiduría de Séneca, cuyas enseñanzas están vivas. Aquí la paremia cobra un significado bastante puntual: “primero sentir en carne propia el misterio, filosofar después para vivir de las rentas de una tal experiencia”.
AHORA, ¡ATENCIÓN!
“Ex abundantia cordis loquitur lingua” es el tercer ensayo. Y aquí, pido anticipado perdón a mis amigos y amigas poetas, parece que el doctor Sanz ofrece una fotografía del medio literario de Sonora. Leed:
“Los cambios trascendentales en la organización social y la cultura de alguna u otra manera son presagiadas por las artes… Sin ser un experto en crítica literaria, diré que en la actualidad no se advierten visos de que una corriente poética esté presagiando cambio alguno en materia sociocultural… No me parece que la publicación de libros de poesía haya disminuido en los últimos años –prueba de ello son las estanterías copadas y la cantidad de concursos y subvenciones destinadas a fomentar la poesía--, lo que sí creo es que se publica demasiada basurilla” ¿Qué tal?
Este ensayo me parece extraordinario pero no me extenderé en él pues guardaré ciertas enseñanzas para las conclusiones que asentaré al final de la serie sobre el estado de nuestra literatura.
Mencionaré con rapidez, sin embargo, otros ensayos de manera rápida: “In vino veritas” borda el tema de la ingesta de bebidas alcóholicas que ayudan a ver lo que no ve el abstemio. En uno más, a partir de “Las confesiones” de San Agustín reflexiona sobre las autobiografías. Este santo varón, al escribir sobre su vida disipada de juventud “inaugura un subgénero: la autobiografía como emboscada a la memoria”. Alude a quienes presumen de recordar el pasado cuando en realidad aplican la memoria selectiva.
Es una pena tener que escribir en espacio limitado, pero hallaré la forma de comentar lo que falta de este muy recomendable libro.
carlosomoncada@gmail.com