Ningún habitante de la Ciudad de México le reclamó a la naturaleza que generara un tremendo terremoto el 19 de septiembre antepasado, en coincidencia puntal con el que se registró el mismo día de 1985. Pero al parecer ningún capitalino acepta que el accidente del Metro de hace unos días se deba, como el ocurrido este mismo sexenio debido, según se comprobó, al mal estado de ciertas piezas del sistema.
Buen número de capitalinos, obviamente sin base, sostienen que fue intencionado, para perjudicar a la jefa de gobierno de la capital y hay quienes, en actitud totalmente desorbitada (Carlos Loret de Mola), lanzan la versión de que se trató de un autosabotaje.
En lo que todos coinciden es en atribuir al hecho connotación política, y que así como el primero fue utilizado para atacar la precandidatura del secretario de Relaciones, porque era jefe de gobierno de la Ciudad cuando se construyó la línea afectada, ahora se pretende minar la precandidatura de Claudia Sheibaum, que desempeña el mismo cargo.
No es de extrañar que el pueblo anónimo arme teorías de café o de cantina y nomine culpables de acuerdo con sus simpatías políticas o simplemente por la costumbre de cargar culpas sobre los políticos, pero constituye una muestra de cinismo que destacados líderes del PRI, no sólo nacionales sino también del Estado de Sonora, se esfuercen en presentar los accidentes ocurridos en el sexenio de MORENA, como argumentos para que no repitan en el poder el año venidero.
Muestra de cinismo, digo, porque los desaciertos, torpezas y errores durante el largo dominio del PRI en el poder fueron tan grandes que dejan pequeños estos dos accidentes. Las consecuencias las estamos sufriendo y las sufriremos aún largo tiempo.
De ninguna manera se abona a la democracia cuando un partido, en lugar de exhibir y demostrar sus méritos para regresar al poder, espera ganar las elecciones con base en que los rivales no han podido evitar fallas (lo que, por añadidura, no se ha demostrado).
EL FAOT HACE ANTESALA
Pasado mañana será inaugurado el Festival Alfonso Ortiz Tirado en Álamos. Tendrá la duración acostumbrada de 9 días y la característica especial de que los miembros de las etnias originales no se exhibirán como curiosidad para turistas, sino participarán activamente en la programación.
Por segunda vez las dificultades económicas bien conocidas serán superadas en aras de conservar y fortalecer el más importante de nuestros festivales culturales.
No hay que olvidar que inmediatamente después vendrá el Carnaval de Guaymas, de distinta índole, pero hermanado con el FAOT con que jala recursos económicos en beneficio de su comunidad.
Al asistir a esos eventos, el sonorense y todos los visitantes de fuera, colaboran al desarrollo de ambos municipios. Serán bienvenidos.
carlosomoncada@gmail.com