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Por mis muchos años de periodista he conocido numerosos tipos de manifestaciones públicas, de esas en que se reúne mucha gente, se organizan en grupos y echan a caminar por el centro de las calles enarbolando pancartas y mantas en las que expresan con frases breves y rotundas el motivo que los mueve.
Las más conmovedoras son las manifestaciones religiosas porque no lanzan exabruptos ni pregonan insolencias; a veces los manifestantes caminan y cantan o rezan, a veces llevan velas encendidas y demandan milagros a Dios
Cuando la manifestación es para protestar por el asesinato de un periodista o se compone de mujeres porque protestan por un feminicidio, suelen plasmarse en las pancartas frases similares: “¡Ni uno más!” o “¡No más muertes!”, aunque en lo íntimo los manifestantes saben que no cesará la violencia.
Las manifestaciones contra el alza de los precios de la canasta básica o de la gasolina le inspiran a uno ganas de sumarse a ellas porque están enfocadas contra problemas que a todos nos tocan.
Pero de todas las manifestaciones que he visto ninguna me parece más rara que la que se anuncia para este fin de semana. Tiene por objeto defender a tipos que se hicieron millonarios y pretenden el apoyo popular para seguir ganando más millones de pesos. Son los integrantes del Instituto Nacional Electoral que se adjudicaron sueldos más altos que el del Presidente de la República y no quieren perder su situación privilegiada.
Ya se reformó la Constitución para el efecto de que ningún servidor público gane más que el Presidente pero ellos se ampararon con el argumento de que ya ellos estaban ganando una fortuna cuando se decretó la Ley y ésta no se puede aplicar de modo retroactivo.
Si hubieran tenido el gesto patriótico de bajarse el sueldo, yo entendería una manifestación para reconocerles el mérito. Pero el apoyo que solicitan a quienes de veras trabajan, a quienes ganan sueldos modestos o carecen de empleo, a quienes se las ven negras para mantener a sus familias, es sin duda una sangrienta burla.
Solicito a cuantos lean esta columna que no pequen de ingenuidad. Dejen a esos fulanos que se las arreglen como puedan, pero no se hagan cómplices de su cinismo. Que no se rían estos desgraciados de nosotros
¿QUÉ PRESENTARÁ SONORA EN GUANAJUATO?
Estupendo que se haya invitado a Sonora para que dé a conocer muestras de su cultura en el Festival de Guanajuato. Con una invitación parecida que se recibió en 1944 comenzó el Concurso del Libro Sonorense. Y en el tiempo de Samuel Ocaña fue posible llevar libros en un puesto que le reservaron en la Feria que se hacía en el Palacio de Minería.
¿Qué presentará en Guanajuato el gobierno? Lo primero que mencionó el gobernador Durazo fue la vieja cultura de las etnias, lo cual está bien, pero con todo respeto a las tribus originales, que no se pongan demagogos los funcionarios y piensen mejor en promover a los artistas plásticos, los bailarines, músicos, cantantes y escritores a quienes les urge ser promovidos en foros nacionales. Insistiré en este tema que creo es de suma importancia
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