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El gobernador Alfonso Durazo dijo a la prensa que con la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Sonora no se formarán grupos de poder. ¡Qué iluso! En ninguna universidad pide nadie permiso para formar grupos de poder. El que lo consigue quiere conservarlo junto con sus compañeros de ideología y de intereses, esto es, de su grupo. Y en todos los casos, es la comunidad universitaria la que debe marcarles el alto si causan daño a la Casa de Estudios, no los funcionarios, que suelen incurrir en la intromisión.
Es más: el proyecto de Ley no se ha aprobado y hay ya cuando menos dos grupos preparándose para lo que vendrá, y sólo falta que resuelvan cuál de los dos se queda con el lema cuya paternidad cada grupo reclama: “Quítate tú para ponerme yo”.
El gobernador aseguró también que el proyecto cuenta con el apoyo de “la Junta de Gobierno”, pero en el organigrama de la Universidad no existe un órgano con ese nombre. El apoyo que debería obtener es el de la Junta Universitaria, a la que mandarán por un tubo, luego de haber llevado al cabo ocho procesos de elección de Rector con respeto a la Ley vigente, con procedimientos democráticos y en forma honoraria.
La rectora María Rita Plancarte ofreció ayer una rueda de prensa a periodistas locales y respondió a las dudas de éstos sobre el proyecto de Ley. Nada nuevo. Uno de los participantes hizo notar que en un periódico s hacían constar opiniones empresariales de simpatía hacia el proyecto, aunque no ha sido publicado.
En el Congreso del Estado se encuentra sujeto a estudio para elaborar el dictamen que pasará al pleno de la Cámara.
EL ARCA DE NOEL
Cada día de los que quedan a febrero es una oportunidad para que los lectores inteligentes y sensibles al Arte vayan a disfrutar la exposición que el pintor Noel Corral presenta en el Centro de las Artes de la Universidad.
Está formada con varias docenas de dibujos de hermoso e intenso cromatismo ejecutados a lo largo de cierto tiempo y, no obstante, con una coherencia temática que haría suponer que fueron realizados sin intermitencias. En esa colección, Noel crea o recrea el principio del mundo, con extraños tipos de seres humanos, salvaje vegetación, fieras y bichos. Por ello, aunque el pintor le dio un nombre alusivo a esos orígenes, a mí se me ocurre que mejor le viene el que me sirve de título: El arca de Noel.
Apenas en los últimos dibujos hay vagas huellas de civilización, pero contribuyen a darle sentido a todo el conjunto por cuanto que marcan el desarrollo de la existencia de los seres humanos. Es obligado seguirle las huellas a este artista pues da evidencia de que cuenta con los atributos del auténtico creador.
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