LUNES CULTURAL: SE FUE Ignacio López Tarso, que estaba a dos años de cumplir los cien. Dejó huella profunda en el cine y en el teatro, y de manera especial en Sonora. Lo tuvimos aquí en mayo de 1965 no para dar una función y marcharse la mañana siguiente, sino por casi una semana. Vino con la eximia actriz María Teresa Rivas, con el patrocinio del Gobierno del Estado y la Universidad de Sonora. Instalados ambos actores en el escenario del teatro Emiliana de Zubeldía, que no llevaba aún ese nombre, nos ofrecieron una velada maravillosa que llamaron “Tres Mil Años de Teatro”.
DEJÉ PLASMADO EN MI libro Sonora bronco y culto: “Leyeron pasajes de Medea, de Eurípides; Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand; Macbeth, de Shakespeare; Edipo Rey, de Sófocles; Un tigre a las puertas de Jan Giradoux; Diálogos de Salvador Novo; Moctezuma II de Sergio Magaña; Juan Pérez Jolote, de Ricardo Pozas; las coplas de Jorge Manrique y muchas obras más. Fue una noche de plena belleza que se repitió gratuitamente para los estudiantes” En la primera función cobraron 50 pesos por boleto porque era a beneficio de una casa de caridad; en la segunda 20 y la tercera, gratis.
EN ELNÚMERO 6 DE la revista “Letras de Sonora”, que se publicaba entonces, completé mi reseña así: “Es posible que el mayor placer lo haya experimentado el público al escuchar las Coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre, pues con ellas ratificó López Tarso su limpia, brillante calidad de declamador, con el tono justo, la dicción perfecta, el ademán sobrio”. Mi artículo fue ilustrado con fotos de López Tarso y de María Teresa. El cabello de él era todavía negro. Se les vio a ambos en restaurantes y plazas de Hermosillo como si anduvieran de vacaciones. Los periodistas tomamos café con ellos. En el grupo estaba la joven reportera Tere Gil, a quien traviesamente llamaba López Tarso Pere Jil”.
NO RECUERDO SI ANTES o después de aquella fecha vi a don Ignacio en “Cyrano de Bergerac” y en “Un tigre a las puertas”, obras citadas líneas atrás. Busqué los dos textos en la Librería Francesa, de México, para leerlos en el idioma original, y me costó algún trabajo hallar el segundo porque su título es “La guerre de Troie n’aura pas lieu”, frase que dice Héctor prácticamente al finalizar la obra. En fin, a la par que la tristeza por el fallecimiento del artista, se aviva el fuego del recuerdo, y por lo que le debemos, al Adiós a López Tarso con placer agrego ¡gracias!
¡UN LIBRO DE CASILDO RIVERA!
Hago el anuncio con signos de admiración porque este singular escritor, que ha producido lo suficiente para varios libros, parece alérgico a la publicación. Mañana a las 19 horas tendremos la oportunidad de conocer “Contra el olvido” (inevitablemente me acuerdo de la antología de Gerardo Cornejo “Como temiendo al olvido”). La presentación tendrá lugar en la Sala de Arte del Instituto Sonorense de Cultura. Ya mandé apartar mi silla.
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