Aunque apenas va a llegar, en unos cuatro meses, a la mitad de su periodo rectoral, a la doctora María Rita Plancarte le parecerá, al terminar el trabajo que ya tiene encima, que habrán pasado otros cuatro años.
Y es que se enfrenta a la responsabilidad de comenzar a adecuar la estructura universitaria al marco de la recién estrenada Ley Orgánica y dejarle resueltos, en la medida de lo posible, algunos problemas a quien sea su sucesor o sucesora. Ni hablar de transparentar al máximo las finanzas de la Casa de Estudios, eso es de cajón, si bien hay que advertirle que de todas maneras hallarán la forma de criticarla.
Como el Colegio (antes Consejo) Universitario será la máxima autoridad, ha de ser el primero que quede integrado pues es el órgano en cuyo seno se discutirá y aprobará la reglamentación de los órganos restantes. Se encuentra históricamente documentado que en el Consejo (hoy Colegio) Universitario se registraron las mejores propuestas para mejorar la educación superior, y también las peores ocurrencias para darle en la torre a lo que se había mejorado.
Muchos jóvenes y no pocos adultos llegarán reclamando a lo tonto democracia, porque creen que democracia es echar relajo. Ni idea tienen del azaroso camino que ha recorrido nuestra Casa de Estudios y repiten como pericos que la Ley Beltrones se impuso a la fuerza y que hace mucho tiempo que debió haber sido abrogada (no, no usan la palabra “abrogada”, no saben lo que significa).
La verdad es que los sonorenses, y en especial los universitarios, quedamos en deuda con el gobernador Manlio Fabio Beltrones por las tres décadas de estabilidad que gracias a la Ley 4 tuvo la máxima Casa de Estudios. Hace unos días, dijo el gobernador Alfonso Durazo a los trabajadores cetemistas que la estabilidad laboral (es decir, la eliminación de conflictos y de huelgas) es necesaria para el desarrollo y progreso de Sonora.
Y la estabilidad universitaria, es decir, la eliminación de huelgas y conflictos, es necesaria para la enseñanza y el estudio. ¡Ánimo, pues, Rectora! ¡Que haya éxito!
LO QUE NOS FALTABA
Corre la versión, nada ilógica, de que los gringos pretenden aprovechar la sentencia de culpabilidad que recibió García Luna, para meterse sin pudor a los asuntos políticos de México investigando los nexos de los ex presidentes con el crimen organizado.
Naturalmente que la existencia de tales nexos nos preocupa y somos los primeros en exigir que se le meta bisturí al tumor para saber al menos si es benigno o canceroso. Pero se trata de un asunto que solamente a los mexicanos nos concierne y no admitimos en él a un juez extranjero. ¿A poco creen que no nos gustaría a nosotros saber qué político o empresario gringo se enriquece con la venta de las armas que acarrean acá las bandas de asesinos?
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