Un día de abril de 1959 presenté el examen de rigor para recibirme licenciado en Derecho por la Universidad de Sonora, con la tesis “La juventud, ¿quinto poder?”, que luego circuló como libro, mi primer libro de escritor. Pugnaba por la reforma del artículo 34 de la Constitución Política del país para que la calidad de ciudadano, que se alcanzaba a los 21 años de edad, bajara a los 18, y sugería que el requisito de haber cumplido 35 años para quienes aspiraban al Senado, disminuyera a 30.
Lo de la ciudadanía se resolvió en esos días según lo solicitado, bajando de 25 a 21 años el requisito para diputado federal; lo segundo, lo que atañe al Senado, se aprobó también, poco después y el requisito de para aspirar a senador disminuyó de 35 a 30 años.
Ahora se pretende permitir diputados federales de 18 años, lo que me parece una exageración. Los cambios de ese tipo persiguen siempre finalidades políticas. Nada más justo que se haya reconocido el derecho de voto a la mujer que durante varios lustros le tuvo vedado la Constitución General. El acceso al Congreso de la Unión y a las cámaras de las entidades federativas fueron abiertas por lentas etapas para ellas.
A los 18 años no está concluido el desarrollo físico del joven, y el intelectual, menos; quienes tienen la oportunidad de educarse, apenas estarán en .la Preparatoria. Lo que se ve con claridad es que los partidos políticos que promueven esta reforma esperen que un ejército de imberbes y de niñas relajientas acudan a las urnas para votar por ellos.
Lo honrado es aguardar que el individuo esté preparado para las tareas públicas complicada y no tratar de utilizarlos de carne de cañón.
RESPONSABILIDAD UNIVERSITARIA
Más de diez mil universitarios participan en la conformación de los nuevos órganos de autoridad previstos por la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Sonora. Maestros, estudiantes y trabajadores impulsan a los mejores elementos, o se presentan ellos mismos como candidatos a los diversos cargos.
La comunidad universitaria está comprometida a sacar adelante esas tareas con transparencia y celoso apego a las normas de la Ley Orgánica, y también con respeto a los que resulten triunfadores. Que sea éste un ejemplo de rectitud para los partidos políticos que no tardan en enfrentarse a similar coyuntura.
Y hay que demandar a los universitarios algo adicional; que no echen a circular versiones falsas que afecten el mérito de otros compañeros ni presten oídos a los que intenten estrategias antidemocráticas que afectarán el prestigio de nuestra Casa de Estudios.
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