El periodista expande su abanico de posibilidades: observar, escuchar, incluso sentir y reaccionar. Para luego escribir.
Patear un bote en la calle, sentir el viento mientras se anda en bicicleta, guardar silencio ante el protagonista que dicta una conferencia de prensa. Elementos de los que se ase el escribidor de lo cotidiano. Siempre el pensamiento aguzado recolecta voces, actitudes, acontecimientos, mentiras y verdades de quienes hacen la función pública. El dolor y la entraña de los de a pie. Triunfos y derrotas de una sociedad que punza en la sobrevivencia.
Arturo Soto Munguía ejerce el periodismo desde chamaco. No sé a bien si el periodismo lo eligió o viceversa: cualquiera que sea el caso los lectores somos privilegiados de su pluma.
¿Qué puede hacer un periodista, un escritor, sin el conocimiento del lenguaje? De amplitud del mismo se conforma el entramado de cada una de las crónicas, columnas, notas, o reportajes que Arturo nos entrega de manera cotidiana en www.elzancudo.com.mx. Incluso en muchas de sus entregas, sus propuestas rayan en lo ensayístico por la capacidad de tratamiento en los temas y la profundidad con que recrea los mismos.
En este sobrevivir cotidiano, donde la violencia y la enfermedad nos acecha, cabe también subrayar que los textos de Soto Munguía nos resultan un bálsamo para sanar nuestras penas a través de la carcajada: la bendita ironía.
Si bien es cierto que el talento soberbio en la gramática es característica sine qua non en este muchacho, la capacidad hilarante con que borda la escritura es implacable. A veces el dolor en la panza de tanta risa nos detiene la lectura.
Volvemos siempre a ella, porque además de la información, datos y acontecimientos que maneja, el estilo que decanta desde años ha es garante de pasarla bien con el ojo en las palabras.
Traigo a cuento lo antes dicho, por la felicidad que me causa el compartir que desde hace unos días anda rolando la tercera edición de su libro de crónicas (un manual para las escuelas de periodismo) intitulado ‘De la Habana a Camagüey’ (MAMBOROCK, 2023). Libro que en su primera edición fue decomisado y declarado CR (contrarrevolucionario) en Cuba.
Ya el lector dará cuenta de los motivos del decomiso al ir leyendo el ‘De La Habana…’. Es un libro que recorre de a pie los caminos de la isla, los lugares lúgubres y marítimos, y encalla en las voces más profundas y desoladores de los habitantes de esta ciudad icónica en la revolución de Latinoamérica.
‘De La Habana a Camagüey’
Inevitable compartir, a manera de spoiler, estos instantes que recoge y comparte el autor:
“Los ‘camellos’ rara vez son abordados por turistas, excepción hecha de aquellos con cierta proclividad por los deportes extremos.”
“Y es que se requieren nervios de acero, no para librarse de una cuasi violación tumultuaria, sino para pasar sin desmayarse, por ejemplo, por los ojos entornados de una negra con cara de parturienta a la que alguien sostiene por detrás, tomándola de su brevísima cintura para que no caiga.”
“La negra es flaca y alta, casi hasta el techo, y parece enferma. Se coloca frente a mí y desde las alturas me baña con su aliento de ron, y me dan ganas de decirle como se dice en mi tierra: ‘véndeme un cuartito de la peda que traes, bárbara’.”
“Sus pechos pequeños y filosos me dan en la frente inevitablemente, y aunque a ella parece angustiarle la inminente evacuación de vómito que pretende contener llevando el puño de su mano a la boca, no le angustia más que a mí.”
“Miro hacia arriba y sus ojos siguen somnolientos y enrojecidos. Aprieta su mano contra la boca y yo casi veo un torrente de líquidos y sólidos revueltos entre olores predeciblemente fuertes.”
“Allá en el fondo, muy en el fondo de sus ojos extraviados, veo un instante de compasión antes de que se voltee a otro lado y doble su espigado cuerpo con un gruñido doloroso que se pierde entre la escandalera de gritos y maldiciones que convierten el camello en un manicomio.”
“Me bajo. A salvo en la banqueta, limpio mis zapatos con el ejemplar del Granma que, cuidadosamente doblado y metido en la bolsa izquierda trasera de mi pantalón, aguardaba para ser leído una vez que bajara de esa aventura.”
‘De La Habana a Camagüey’ anda rolando. En la página de Facebook MAMBOROCK EDITORIAL puede solicitarlo. Pronto habrá información de su presentación.