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Domingo 24 de Nov de 2024
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Divagando en la oscuridad

Raúl Héctor Campa García
Viernes 26 de Mayo de 2023
 

“El talento no tiene nada que ver con el ver o no ver, simplemente con las ganas de triunfar”. (https://www.orcam.com/es-es/blog/invidentes-famosos)

 

Son las 10.00 de la noche del día 24 de mayo 2024, muy temprano para la hora que rutinariamente me duermo, leo o escribo frecuentemente hasta “altas horas” de la noche. Pero este día estoy en oscuridad plena, Me cortaron la luz porque no se cubrió el pago a tiempo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Un descuido o decidía, de quien siempre hace el pago a la CFE, no lo hizo a tiempo. 

A las 9.00 AM de ese día me cortaron la electricidad, por eso me di cuenta que no se pagó. Acudí a las oficinas de la CFE, muy amable la empleada que me atendió, pagué lo que se debía y me dieron un número de folio para la reconexión que sería en el trascurso del día, a más tardar en 24 hs. En silencio me dije a mi mismo, ¡ya valió…!

Llegó la noche y mi celular tenía un 20% de carga de la batería y con él  y con la flama de una vela, nos ayudó en corto tiempo a tener un poco de luz en el hogar. Hasta esa hora (10 de la noche), me disponía a terminar un artículo de opinión respecto a la política; desistí en el intento. Pensando que hacer en este tiempo que no tenía luz en toda la casa, abrí mi Laptop, y con luz que refleja la computadora casi en vana penumbra que está a punto de apagarse, al igual que el celular. Sólo alcancé a escribir los 9 renglones del inició de este relato sin ponerle el título, porque divagaba en esos momento que escribir. Antes de iniciar, pensé escribir sobre la marcha lo que se me viniera a la mente. Fui en busca de una lamparita frontal portátil, pero no tenía carga. 

Al quedarme sin ninguna fuente de luz dependiente de un contacto eléctrico, pensé correr el riesgo de continuar escribiendo en un cuaderno de notas, con la ayuda de una vela encendida, pero también me desistí por aquello de algún accidente; apagué con un soplo la vela. 

Si hay algo que he temido en mi vida es morir quemado o electrocutado, prefiero morir de un infarto fulminante. Ese temor, es porque me consta como sufren los pacientes quemados física y mentalmente, y como algunos fallecen en dolorosa agonía.

Al quedarme en una total oscuridad, me vienen a mi mente las personas invidentes y su fortaleza para continuar en la vida, recordé a ilustres personajes como: Andrea Bocelli, Jorge Luís Borges, José Feliciano y Stevie Wonder y muchos más, su ceguera fue por causa de glaucoma congénito o por nacer prematuros y estar expuestos a la indispensable oxigenoterapia (Stevie Wonder). Seguro que algunos tuvieron educación asistida y ayudados por el sistema Braille, para lectura y escritura. Diseñado por Louis Braille (1809-1852), pedagogo francés, que había quedado ciego a los 5 años por un accidente en el taller de su padre. Antes de Braille, hubo antecedentes de esta gran ayuda a los invidentes que agudizaban sus sentidos, sobre todo del tacto, olfato y escuchar; Valentin Haüy (Francia 1745-1822), erudito en letras y burócrata gubernamental, fundó en Paris la primera escuela para persona ciegas para integrarlas social y culturalmente (interesante biografía de ambos personajes).

Me pregunté como le hacen las personas ciegas que no saben el sistema Braille, ni tienen accesos a los sistemas modernos para ver. Los que solo cuentan con la agudeza de sus sentidos y el aprendizaje, con lo que escuchan con atención. Así con esta interrogación, a ciegas ayudado por el tacto, tome la libreta de apuntes que tengo sobre el buró, al lado de la cama; abrí la libreta por la parte media, al tanteo, dónde no había nada escrito, tome la pluma que también estaba en el mismo lugar y me puse escribir a oscuras guiándome por mi dedo índice de la mano izquierda, para escribir en lo posible, dentro del renglón este relato o las partes legibles de mi ciega escritura (si viendo escribo “feo” , sin ver fue peor. No todos los médicos tienen “fea” escritura, es un mito, pero confieso que ni yo me entiendo).

Así, en la primera luz del día, al repuntar el alba, trate de leer mis garabatos y plasmarlos en este relato, reflexionando cómo nos complicamos la existencia ante alguna eventualidad, que a veces no hacemos ni el intento de buscar una solución, a pesar que tenemos funcionando fisiológicamente y anatómicamente nuestro organismo. El ser citadino y contar con tantos adelantos técnicos y científicos, al presentarse una falla en estos adelantos, nos quedamos pasivos en realizar algún propósito o una intención que se tira por “la borda”.

Las personas invidentes, como otras personas que tienen capacidades diferentes, son un ejemplo de vida, para los que somos afortunados de tener todos nuestros órganos (aparentemente) sanos. A veces vemos sin observar, oímos sin escuchar o somos indiferentes o tenemos “incapacidades muy diferentes” a estas admiradas personas que hacen su esfuerzo por vivir y dan lo mejor de ellos; su ejemplo.

raulhcampag@hotmail.com

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