Infancia feliz: Un derecho
“La niñez, es una unidad bio-psico-social, en desarrollo, que puede distorsionarse cuando los que la cuidan no sean capaces de integrarla en un todo armónico, evitando el peligro, siempre presente, de la deshumanización”.
(Tomado del libro: Humanismo y Pediatría. Academia Mexicana de pediatría. Fondo Editorial Nestlé. Méx.1973).
Raúl Héctor Campa García
El cuidado del crecimiento y desarrollo infantil, inicia desde el momento de la concepción con responsabilidad de la pareja que la realiza, que sería lo óptimo. En los casos de una concepción “circunstancial” no debe de ser la excepción, comprendiendo que un ser humano concebido, no tiene la culpa de la irresponsabilidad (si la hubiese) de quienes participaron en ella. Cierto es que en estos casos, desgraciadamente la mujer, en la mayoría de las veces queda a cargo de él ser más vulnerable de todo el planeta; el neonato y el nonato también. No solo se trata de incapacidad y/o de la responsabilidad de una pareja (HOMBRE Y MUJER) del cuidado, sino también de los gobiernos que deben velar por un mejor futuro para infancia.
Si bien es cierto en parejas o matrimonios (donde “embonan” bien los dos sexos biológicos) bien avenidos, el cuidado de estos pequeños puede ser el más adecuado, cuando se es consciente de lo que conlleva el procrear descendencia, que debe sustentarse en una paternidad responsable. Pero tal parece que llegar a esto, y más en estos tiempos dónde cada vez unas minorías han estado insistentemente, en proponerse distorsionar el valor de la familia integral. Desgraciadamente los embarazos en jóvenes adolescente hacen difícil, en un gran porcentaje, el cuidado de estos niños; en ocasiones los abuelos toman la tutela de ellos. Familia, sociedad y gobiernos debemos compartir la responsabilidad de otorgar, de garantizar a la niñez un crecimiento y desarrollo psico-fisiológicos y somático, armónico.
De la frase de inició de este escrito, un pensador, antropólogo y psicólogo la resume en esta otra frase: “Hay que hacer del hombre un ser humano”; frase lapidaria, porque tal parece que algunos humanos se deshumaniza. Biológicamente, desde momento de la concepción, en sentido estricto, el resultado de ella, es un ser humano. De la fecundación no resulta una “cosa”, ni un extraterrestre, ni un fauno, ni un chimpancé (sarcasmo: “algunos humanos en edad adulta se transforman en una especia de gorilas, con todo respeto a esta especie animal”). Cuando se concibe a un ser humano (mujer u hombre), contiene la carga genética que resulta con la unión sexual, en un momento preciso (día, minuto u hora de una relación consciente o no).
El desarrollo armónico debe ser garantizado por los gobiernos, plasmado en la Constitución Política que rige a cada país, y los Derechos del Niño, donde va implícita una alimentación adecuada, habitación, educación, seguridad, etc. Respecto a la educación, ésta debe darse de acuerdo a la edad evolutiva del niño y no imponerles a temprana edad, la idiotez de la ideología de género (en las primeras etapas de la niñez, no existe ideologías de ninguna índole), no se debe complicar sus estudios primarios con un adoctrinamiento (impositivo) del lenguaje inclusivo, desvirtuando las reglas de la gramática de los expertos. En cierta forma, las modernas tecnologías y su mal uso pueden actuar como distractores en la educación, por el excesivo tiempo de los juegos digitales. Juegos que los alejan de socialización, que pueden afectar el proceso educativo o provocar conductas educativas “torcidas” en los infantes. Qué necedad de complicar la existencia a los niño desde tempra edad.
Si los actuales aparatos y medios digitales distraen en un gran porcentaje a los adultos, contimás a los niños. Evidentemente no podemos afirmar que toda la tecnología es mala, pero se debe tener cuidado con algunas, en la educación de los niños, que deberá ser moderadas, con responsabilidad por adultos cercanos o no, regulando tiempos, por ejemplo en los juegos digitales a que acceden los pequeños. El uso de estos medios, para tranquilizar las rabietas de ellos, y “no molesten” se ha vuelto una constante en ciertos padres. Los adultos debemos también aprender que tenemos que educar con el ejemplo.
Si los niños, ven a una madre o un padre que está usando el celular, la televisión, la computadora, por tiempos prolongados, sin prestar atención a los menores, ellos harán lo mismo. El tiempo que se dé a los pequeños debe de ser de calidad. Jugar con ellos, sacarlo a lugares naturales, fiestas de convivencia, sitios dónde se sientan felices; que realicen actividades que disminuyan considerablemente el tiempo que están con el celular, televisión o algunos no recomendados juegos digitales (en celulares, nitendo swicht, play station, etc.).
La infancia es la edad que debería y debe de ser la más feliz. Existen situaciones que vulneran el bienestar de la infancia, la separación de los padres, niños expósitos (abandono de recién nacidos por los padres), maltrato infantil por los padres o mentores, niños en situación de calle, que puede ser causa de adicciones a temprana edad.
El cuidado bien encausado, contribuye a ese desarrollo armónico que recomienda la Paidología (disciplina científica dedicada al análisis del adecuado desarrollo intelectual y físico de los niños. Suele decirse que la paidología se orienta a todo aquello vinculado a la infancia, a nuestra niñez.
De una sociedad adulta, de la paternidad responsable y de los gobiernos, dependen para no coartar la felicidad de los niños. Es un derecho natural, un derecho de los niños y por ley gubernamental.
Que los niñez sea feliz siempre. Es un compromiso social.
raulhcampag@hotmail.com
@RaulHectorCamp1