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No, señor, perder un round no es perder la pelea. O dos rounds, si usted quiere contar uno por cada plan (A y B). Pero ahora viene el plan C, relacionado con la elección de nuevos legisladores en el Congreso, que deberán debatir sobre una nueva Ley del Poder Judicial Federal, es decir, habrá nuevas normas para la Suprema Corte de Justicia.
Se ha comentado que en los últimos diez o quince años, las instituciones que creímos ejemplos de justicia y de ética fueron fallando. La Iglesia mostró la corrupción de no pocos de sus ministros violadores de niños; los bancos se quitaron la máscara y enseñaron el afán de lucrar con los recursos que de buena fe les confiábamos; en el Ejército surgieron traidores al Código Militar y hay por ahí graves responsabilidades por aclarar. Y otros casos por el estilo.
Quedaba más o menos incólume la Corte. El ministro Díaz Infante, de penosa memoria, el que le echó una mano al gobernador Biébrich cuando fue procesado por Carrillo Marcor y Samuel Ocaña, fue “cachado” en un vergonzoso episodio en el Estado de Guerrero. Y aquí, en Sonora, se recuerda a un ministro cuyo apellido comenzaba con “C” que solía ayudar a los abogados guapos en sus litigios..
Los seres humanos podemos fallar por elevada que sea nuestra posición. No todos, por fortuna, pero formar parte de una institución de fama no garantiza la rectitud de la conducta de sus integrantes. De modo que AMLO se propone promover, antes de retirarse, concluido el sexenio, a su hacienda “La….” (he olvidado su nombre), una iniciativa para corregir los desvíos de los ministros. Y confía en que los candidatos de MORENA a las cámaras de senadores y diputados ganarán con margen suficiente para convertirla en ley que devuelva la pureza ética al anquilosado tribunal.
El plan C. pues, está en marcha.
NUESTRO BOSQUE CHAPULTEPEC
Sonoro aplauso de esta columna al proyecto del gobernador Durazo para crear lo que con entusiasmo llamó “el bosque de Chapultepec de Hermosillo”.
Las colinas casi bichis de arbustos que rodean La Cementera, foco de contaminación aunque también de progreso, serán forestadas para unirse con los escasos focos de vegetación que nos quedan, concretamente, con La Sauceda.
Para el caso, el Gobierno del Estado adquirió 170 hectáreas, lo que permite calcular que la superficie total sí tendrá las dimensiones de un bosque. No sólo será un espectáculo hermoso a la vista, sino también un elemento clave para garantizar la salud de los hermosillenses.
Saludamos este proyecto que implica la transformación de la ciudad y esperamos que mucha gente, de modo especial los niños y los jóvenes, se unan a la cruzada de forestación.
carlosomoncada@gmail.com
