Una de las historias periodísticas más emotivas que he presenciado fue la que culminó el 8 de julio de 1976 con el golpe del gobierno echeverrista al diario Excélsior. Era apenas un estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas (UNAM) cuando descubrí asombrado la pasión, el coraje y el amor por este oficio que en ese momento encarnaba Julio Scherer García, el personaje central de esta historia.
Desde los días previos el maestro Froylán López Narváez nos ponía al tanto del enfrentamiento cada vez más abierto entre Excélsior y el gobierno mexicano, entre Scherer y el presidente Echeverría quien, aseguraba Froy, había orquestado la invasión de un grupo de precaristas a los terrenos propiedad del periódico, acto previo a la asamblea de la cooperativa que empujó a Scherer para salir del periódico y no volver jamás.
Muchas crónicas se han escrito sobre esos días aciagos y la mayoría coincide al exaltar la figura de "don Julio" como personaje central de una trama donde aparece rodeado de sus fieles colaboradores, Maza, Leñero, Granados Chapa, Froylán L. N... Y en el reparto de villanos lucen sus artes el perverso Luis Echeverría, el traidor Regino Díaz Redondo, los aliados del mal en Televisa y otros medios.
El paso del tiempo no ha modificado en forma sustancial la percepción que se tuvo en aquel momento. 47 años después se conserva el aura intachable de Julio Scherer como el gran periodista que fue, la integridad de muchos de su equipo y la vileza de los contrarios, corruptos. Si alguno de mis compañeros de aquella época opinaba al revés, en seguida le caía encima una lluvia de coscorrones morales.
De esa época conservo algo más que los nombres de los personajes, de sus heroísmos o vilezas. Conservo sobre todo mi admiración por las discusiones acaloradas que el tema siguió motivando muchos días después del 8 de julio de 1976. Recuerdo con entusiasmo las miradas febriles de los jóvenes apasionados que tomabana partido para defender el oficio aprendido en las aulas y que poco después llevarían a la práctica.
Hoy, 8 de julio, escribo esta nota desde el terreno de la nostalgia donde aún resuena el eco de aquellos días.