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El 31 de julio de 2012, la suplente del diputado Oscar Manuel Madero Valencia, del PANAL, que había pedido licencia para irse a una nueva campaña, avanzó en su silla de ruedas para rendir la protesta ante la Mesa Directiva. Martha Llanes Valenzuela sufrió un terrible accidente en plena juventud, que la imposibilitó para volver a caminar.
Cuando me puse a trabajar en el libro “De mendigar curules a reinas del Congreso” en 2021, la busqué para entrevistarla. Le propuse por teléfono que nos encontráramos en el café de su preferencia y ahí platicaríamos. Pero cuando supo mi dirección, me dijo que ella vendría a casa pues conocía la calle ya que un profesor, como ella lo era y lo es, vivía cerca.
Su auto aparcó afuera exactamente a la hora acordada y salí en el acto para ayudar a la persona que la traía para que entrara a la casa. Pero nadie la traía. La diputada venía sola conduciendo. Me pidió que bajara la silla, que venía en el asiento de atrás y la desplegara junto a la portezuela del auto, abierta ya, y con un movimiento tan rápido que no supe cómo lo hizo o en qué se apoyó, aterrizó en el asiento de la silla.
Ya en la biblioteca, se quitó los lentes y el sombrero, el pelo castaño le cayó sobre los hombros y floreció su sonrisa. Era, y es, una guapa mujer. De lo que entonces me dijo, y que está publicado en mi libro citado, copio algunos párrafos:
“Yo era maestra titulada y me preocupaba no sólo conseguir trabajo sino cómo me recibirían mis alumnos, si confiarían en una maestra en silla de ruedas. Comencé como profesora voluntaria en el Instituto Iris, donde estudiaba mi hermana, que era ciega. Ahí se evaporó mi preocupación porque los niños ciegos no me veían, y por tanto, no les afectaba mi problema. Continué mi desarrollo profesional sin obstáculos. Hoy estoy a punto de jubilarme con mi plaza de directora del Centro de Atención Múltiple del Estado con sede en Carbó.
“Por lo pronto ya estoy inscrita en la carrera de Derecho, en la Unison. Cubro cuatro créditos. Mi hija Renée se inscribió en Veterinaria y Enfermería, para asegurar el ingreso, aunque su sueño es estudiar, ahora o después, Medicina”.
“¡Mi hija Renée!”
Hace tres días conocí a la licenciada en Medicina Renée Llanes Valenzuela, no personalmente sino en imagen. Era el centro de la celebración familiar y de amigos por haberse graduado en Medicina. Es una joven hermosa y se la ve rodeada de amor.
Yo estoy conmovido. Estas mujeres, Martha y su hija, tienen sueños como todo el mundo, pero no los dejan ahí, de adorno: trabajan y los realizan. Los obstáculos que salen a su paso los convierten en escalones. Yo quiero que la ex diputada Martha Llanes vuelva al Congreso pero ahora como diputada propietaria. ¿No hay líderes inteligentes en los partidos que necesiten una candidata triunfadora?
carlosomoncada@gmail.com
