Hay dos movimientos ciudadanos. El de los que están ahí por lo que sigue, y el de los que están ahí por lo que podría seguir.
El primer Movimiento Ciudadano (MC) es el de Jalisco, Alfaro y la urgencia por el 2024. Ese MC, el de corto plazo, es el que aspira a quedar a flote, a no desaparecer, a sobrevivir ante lo que parece ser una polarización infranqueable. Ese partido, el del miedo, el movimiento ciudadano de la cautela, de lo asequible, es el partido de las batallas estratégicamente concebidas. Es el MC que va siempre preparado con pesadas botas de plomo – aun si de pronto va a las arenas movedizas.
El segundo MC es más interesante y divertido. Es el que se quita las botas de plomo para bailar banda o cumbia colombiana. Es un MC que reconoce lo atractivo del primer MC, pero que sabe también que el partido nunca ha ganado por buscar lo asequible o la cautela. MC es el partido de los que se atrevieron a pensar una política distinta.
El dilema es que los dos MC conciben de manera completamente distinta al electorado.
Por un lado, están los que creen que basta una candidata atractiva, como lo es Xóchitl, para que el votante se olvide de que su voto irá al PRI y al PAN. Este lado, el MC de Jalisco, Alfaro y la urgencia por el 2024, piensa que la política es un concurso de caudillos. Y que el PRI-PAN ya encontraron a una cuadrilla muy atractiva.
Por el otro, el MC más realista, ve que el PAN-PRI tienen más del 60% de desaprobación. Y que enarbolar una campaña contra López Obrador no es suficiente para ganar la presidencia. No importa que el líder de la oposición sea el subcomandante Marcos o James Bond. Un movimiento basado en el rechazo al Morenismo no hará que la gente olvide lo que el PAN y el PRI han hecho como sistema de gobierno.
En general, la diferencia entre el primer MC y el segundo, es que el primero quiere obtener la mayor cantidad de poder lo más rápido posible, y el segundo quiere el poder, pero no a costa de limitar sus ambiciones de largo plazo.
El primer MC, el de Alfaro, quieren ganar cuanto antes. No les importa crear un partido de largo plazo o una visión. No aspiran a tener el poder, sino a ser una rémora de quienes lo tienen.
El segundo MC es más ambicioso, pero también más realista. Sabe que puede perder el 2024, pero sabe que el PRI-PAN lo harán también. La única diferencia verdadera será el futuro de los perdedores. Habrá partidos, como el PRI-PAN, que perderán sin esperanza. Su derrota ante Morena será evidencia del triunfo de la narrativa de López Obrador. Habrá, sin embargo, un MC, que podrá decir que se mantuvo al margen y sobre todo, que podrá argumentar que ofrece una tercera vía ante la dicotomía entre los pro-AMLO y los anti-AMLO.
Movimiento Ciudadano, por tanto, se encuentra dividido entre los que piensan en el mediano plazo y los que sólo ven sus narices.
En el corto plazo, no cabe duda de que aliarse con el PRI-PAN es una gran idea. MC sobreviviría y le apostaría a eventualmente separarse de la alianza.
En el largo plazo, y en realidad, una alianza de todos los partidos diluiría a MC a ser uno más de tantos partidos pequeños. Lo volvería un equiparable del PVEM o el PT. Un satélite que acepta las migajas que otros líderes de partido les dejan.
La disyuntiva para MC parece complicada pero no lo es. MC se debate entre ser una fuerza propia con una ideología independiente a costa de perder el 2024. O ser una oposición creíble, de largo plazo, a costa de poder ganar el 2030. Es decir, hay un MC de supervivencia, que busca unirse al PRI-PAN para ganar a como dé lugar, y hay un MC de victorias, que busca convertirse en una fuerza independiente que no tendrá los negativos del PRI y el PAN juntos.
Las victorias se pudren en el corto plazo y se maridan en el largo. Esperemos que MC sepa maridar, y no solo dejarse pudrir por su alianza con el PRI-PAN.
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