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Hoy dejo de lado las sonrisas de los políticos que estrenan cargo, el recelo con que los reciben los jefecitos secundarios que se arrepienten tarde de haber recibido moches, los ruegos a media voz de los buenos burócratas que encienden velas para que dioses inventados los ayuden a conservar el empleo.
Dejo todo de lado y en un rincón del estudio doblo la rodilla en el piso, cierro los ojos y canto mi adoración a la Patria. Le ofrezco la modestia de mi trabajo diario y le pido perdón por la pequeñez de mi aportación. Pienso con gratitud en los hombres y las mujeres que le dieron la independencia y con rabia en las mujeres y los hombres que se la quieren arrebatar.
¡Feliz aniversario, Patria! ¡Brindo por tu inmortalidad!
DOS NOMBRAMIENTOS DOS
Lo dije una vez y no está por demás repetirlo: no estoy en aptitud de comentar los méritos de todos los miembros del gabinete, porque apenas estaré al tanto de lo que han sido y son la mitad de ellos (al decir “ellos”, abarco a “ellos” y “ellas”, no me hagan repetir a lo tonto).
Debo remarcar, con conocimiento de causa, dos nombramientos y lo hago por orden de aparición. El del secretario de Educación y Cultura Aarón Grageda Bustamante, con quien charlé por primera vez cuando yo era Director del Archivo Histórico y él andaba por ahí, respirando aroma de papel viejo, enredado en una investigación. Lo reencontré en el libro “Seis expulsiones y un adiós. Despojo y Exclusiones en Sonora”, 2003, que coordinó llevando al frente, como aval, un ensayo del siempre cariñosamente recordado Julio César Montané.
Aarón fue a doctorarse en Alemania y se incorporó al cuerpo docente de la Unison. Su estupendo libro “Vindicación. Nuevos enfoques sobre la condición retórica, literaria y existencial de las fuentes históricas”, 2008, que ya terminé de leer pero no de estudiar, me indica que si no es todavía un genio, para allá va. Sé que no ha permanecido en las alturas de la teoría sino que baja y se empapa de la a veces no agradable realidad política y social. Bueno, de eso se trata el trabajo que le espera. Que ya tiene.
Algunos creen que se equivocaron con el nombramiento de Dolores del Río porque la consideraban para otros dos, aparte del que recibió como Secretaria de Seguridad. Pero no se equivocaron, lo que sucede es que el perfil de Dolores encajaba en tres cargos distintos. Yo veo cierta similitud en su trayectoria y la del gobernador Durazo, que fue también Secretario de Seguridad y antes, como Dolores, legisladora. Y luego está la garantía de que el Presidente de la República ha confiado la Secretaría que fue de Alfonso Durazo a una mujer. Y el paralelismo de haber salido de partidos de agotada ideología para entregarse al servicio público con la pasión de la Cuarta Transformación. Y el conocimiento profundo de la naturaleza humana, que es fundamental. No la llamaron!
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