Este lunes falleció Alan Inclán Campoy, un joven culto, serio y apasionado del cine. En su recuerdo y siempre agradecidos por la amistad que nos brindó, publicamos este texto que apareció por primera vez en Infocajeme el 17 de noviembre de 2012. Descansa en paz, estimado Alan.
¿Lento es igual a aburrido?
Es frecuente escuchar cuando a uno pregunta por qué una película es mala o aburrida y nos responden "porque es lenta”.
Esa es una respuesta y creencia común: El ritmo lento de una película es sinónimo de aburrido, es un somnífero artístico. Juicio más equivocado no puede ser. Yen la mayoría de los casos persiste ese juicio.
Para saber qué es necesariamente una película lenta, primero debemos comparar con nuestro parámetro de ver cine: El ritmo estándar del cine de Hollywood. No es lo mismo la versión europea de Romeo y Julieta de Franco Zefirelli y la versión hollywoodense protagonizado por Leonardo Di Caprio y Claire Denis.
Aunque ambas películas son fieles al texto de Shakespeare y tengan una duración similar, es en el ritmo donde son diametralmente opuestas: la versión europea es “lenta”, fiel a la puesta de escena, y la versión moderna de Hollywood es hiperveloz, con una edición de videoclip que no permite perder la atención del espectador, que sin duda se traduce a la manera de ver cine hoy en día, y un ejemplo de ello son los filmes de Michael Bay.
Michael Bay, el director prototípico de películas taquilleras de verano, de los llamados blockbusters como La Roca, Armageddon, Pearl Harbor, Bad Boys y por supuesto la híper taquillera serie de los transformers. Es un cine lleno de efectos especiales, con autos que a la menor explosión se elevan hasta el cielo y claro, el héroe lo acompaña una guapísima chica con telón de fondo una bola de fuego mientras caminan lentamente hacía enfrente, sin voltear atrás, con mirada desafiante. Sus filmes representan el espectáculo y son tan genéricos como comer hamburguesas en una franquicia.
En el lado opuesto al ritmo frenético del cine taquillero hollywoodenseestán las películas de Carlos Reygadas.
Director de películas como Luz Silenciosa, su cine es poco complaciente, con un ritmo “lento”, y digo lento ya que llega a niveles extremos; por ejemplo hay una escena en uno de sus films en que solo es una toma del amanecer del campo, escena que dura diez minutos sin corte y llega a ser todo un reto al espectador aguantar el ritmo, pero ¿es aburrido? Creo que la pregunta va al meollo del asunto.
En un filme taquillero de Bay como Transformers, el promedio de corte entre imágenes es de 5 segundos. Cuando un filme de los –mal llamados- “de arte” o “de autor” el promedio de edición varia desde 30 segundos hasta 3 minutos, entre imagen e imagen. Es decir, el ritmo del llamado cine comercial hollywoodense es vertiginoso y el cine al margen de Hollywood es más contemplativo.
Creo que nos hemos desacostumbrado a la contemplación en el cine. Queremos las cosas en el instante y digerido, ya que estamos en la cultura de la comida rápida, de la información instantánea por internet, la cultura del top ten y del conocimiento wikipediático.
Esto se relaciona con la manera de percibir el cine hoy en día. Por eso ahora resulta que un filme como “Luz Silenciosa” sea imposible que llegue a un público masivo por su impasible edición y por su hiperrealista ritmo lento. ¿Por qué perder diez minutos viendo en la pantalla un amanecer del campo chihuahuense?
Pero, una película “lenta” no es necesariamente aburrida. A diferencia de un filme como Leyendas de Pasión, que tiene un montón de giros dramáticos llevados hasta la risa involuntaria y se convierte en un culebrón aburrido a pesar de tener demasiada acción dramática.
En cambio en Luz Silenciosa ese ritmo casi estático tiene que ver con la historia que se quiere contar y es parte del éxito de la película para impactar al espectador.
Una historia es aburrida o no sin importar si el ritmo de la película es lento o rápido. Son como ciertas comidas que necesitan distintos tipos de cocción, la barbacoa no tiene el mismo tipo de cocción que la carne asada, así de sencillo. Entonces el tema recae en el simple gusto de cada quien, no a todos nos gusta ciertos platillos de cocción lenta. Pero al final de cuentas, creo que parte del gran público que asiste a las salas de cine cada vez queremos el vaivén de imágenes más rápido, hemos llegado a perder la noción de contemplación, sí, la culpa la tiene Michael Bay.