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Dos peces, la mejor novela
En los 75 años que llevo de lector, sin pausas intermedias, he dado cuenta de centenares de novelas, lo que me ha permitido fijar de manera definitiva mi preferencia por las que escudriñan en la mente y el alma de los personajes más que en la singularidad de los hechos que protagonizan. Gerardo H. Jacobo, autor de Dos peces, al contrario, parece preocupado por conquistar al lector colocando a sus personajes en circunstancias especialísimas.
Akane es una joven japonesa de 19 años, hermosa, plurilingüe, cuya vida se cruza con la de Juan Mateo Matus, de raza yaqui, de 70 años, veterano de la II Guerra Mundial, amargado héroe de una batalla en la que perdió el pene. Sí, se quedó sin pene. ¿Es posible construir una historia de amor de un yaqui desprovisto de genitales con una japonesa a quien le lleva 50 años?
Y eso no es todo. No completa uno 30 líneas de lectura y Gerardo avisa que Akane “podría pasar en un largo coma en la habitación helada de un hospital”. “Pero me adelanto”, dice hipócritamente el autor, como si no tuviera urgencia de justificar, desde ya, la eliminación de muros –el del Tiempo—para deslumbrar a los lectores con ricas reflexiones sobre el amor.
Como mi conocimiento del inglés es limitado, no me gustan las novelas en que se abusa de ese idioma sin ofrecer a pie de página una traducción, como es el caso de “Dos peces”. Es una lata interrumpir la lectura para consultar el diccionario.
A quienes leen este comentario les pido que no hagan caso de mis fobias personales y lean la novela narrada con maestría y rica imaginación.
Lo que quedó del fuego, teatro
En el género Dramaturgia obtuvo el premio del Concurso Lo que quedó del fuego, del nogalense Joel Rangel. Quien se acerque al libro y lea el texto de la contraportada, tan sugestivo, se entregará a la lectura de inmediato. Y de inmediato se aburrirá.
En realidad, el texto es plano, como resultan por su sola lectura muchas piezas y dramas. Tal vez faltaron anotaciones sobre los tres personajes para orientación de los lectores. Con seguridad habrá que asistir a la puesta en escena para que el director y los actores le den vida. Yo les ofrezco la impresión con que me quedé.
