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Llegó marzo al fin. A los candidatos a todos los cargos públicos se les hizo eterna la espera para comenzar las campañas; a los ciudadanos nos parecerán eternas las campañas. Unas por otras.
El casi candidato a repetir en Hermosillo, Antonio Astiazarán, fue el que hizo la precampaña más cara del mundo pero la hizo pasar como noticia diaria de su quehacer como alcalde. Algún desocupado se encargará de calcular cuántos cientos de millones de pesos pagó a El Imparcial el Ayuntamiento por una foto diaria en primera plana e información amplia en páginas interiores, con “Toño” sonriente siempre, feliz porque el dinero no salía de su bolsa sino de los causantes.
No tengo ánimos para escuchar discursos de candidatos, pero prometo al lector estar atento a los debates, seguramente trasmitidos por televisión e Internet, y comentarlos. La mayoría de los candidatos hacen el ridículo en esos encuentros; nos divertiremos con sus sandeces.
PRIMEROS EN EL MUNDO
No nos impresionamos los mexicanos con la cantidad de litio o de cobre o de petróleo que conserva nuestro territorio a menos que se nos diga qué lugar tenemos entre los productores del mundo, o al menos entre los nacionales. De ahí que los publicistas al servicio del Gobierno del Estado nos dejan con la bocota abierta cuando dan a conocer datos como éstos:
PRIMER LUGAR nacional en generación de nuevos empleos:
SEGUNDO LUGAR nacional en inversión extranjera;
CUARTA PLANTA de licuefacción MÁS GRANDE DEL MUNDO;
LA PLANTA SOLAR más grande de Latinoamérica;
SEGUNDO LUGAR MUNDIAL EN HOMICIDIOS.
¡Recórcholis! Se me chispoteó. Sáltense la última línea, por favor.
