Ahora que el presidente López Obrador se lanza a promover iniciativas de ley de difícil aceptación por sectores poderosos de mexicanos, aunque podría haber terminado los pocos meses que le quedan en el gobierno tranquilo haciendo como que hace, me lo imagino como un astuto jugador de póker que empuja todas las fichas al centro de la mesa, y dice a sus adversarios: ¡Va mi resto!
Es la escena predilecta de los directores de cine (western) porque con ella mantienen al público en angustiosa duda: ¿saldrá “el muchacho” del recinto con los bolsillos pletóricos de billetes o tendrá que marcharse completamente pelado?
En esta columna me declaré contrario a una de esas iniciativas, la de someter al voto popular la elección de jueces federales. Hace alrededor de cien años se hacía así la elección de magistrados del Supremo Tribunal de Justicia pero el experimento fue negativo.
Lo que quedó condicionado a la votación de los diputados fue el nombramiento de Procurador de Justicia (ahora Fiscal) que antes se dejaba a la decisión personal del gobernador en turno. Y hay que recordar aquí uno de los episodios más cochinos del sexenio de Padrés, mediante el cual impuso como magistrado primero, y luego como presidente del Supremo Tribunal, al licenciado Sebastián Sotomayor Tovar.
Este individuo no cumplía el requisito de haber cubierto diez años en el ejercicio de la profesión y presentó un documento falso al respecto, Además, cuando se citó a reunión de diputados para analizar la propuesta del gobernador, los panistas enseñaron ejemplares del Boletín del Estado impresos en secreto, en los que se publicaba ya el nombramiento. Y el colmo: cuando lo citaron para la toma de protesta Sebastián no se presentó, y protestó por carta. Todavía era presidente del Supremo Tribunal cuando Claudia Pavlovich protestó el cargo de gobernadora, pero no asistió "porque Claudia prohibió que lo invitaran".
Una iniciativa más es la que propone reformas para que los trabajadores se jubilen no con un porcentaje del salario sino con salario completo y otras prestaciones de veras ventajosas. Aunque siempre deseo que los ingresos de los trabajadores no dejen de mejorar, prefiero no opinar ahora sino aguardar los puntos de vista de economistas no ligados al gobierno o a los partidos políticos.
PREGUNTA BOBA
¿Cuántos de los que flojearon este 5 de febrero por disposición oficial se enterarían qué se celebraba?
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