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Será por mi edad, será porque no voy a los cafés en los que se habla de política, casi no conozco a los que “suenan” como candidatos, excepto los que han pasado ya por los cargos públicos, como Dolores del Río, Manlio Fabio Beltrones. Y no me interesa saber quiénes serán diputados por mi distrito y quién presidente municipal.
Sin embargo, no voy a ir a ciegas a las urnas. Me propongo actuar de acuerdo con unas cuantas reglas sencillas que me darán cierta seguridad de que escojo bien, reglas que enseguida daré a conocer por si le sirven también al lector como orientación.
Primera, de preferencia votaré por los candidatos de MORENA pero no necesariamente, por ejemplo, si en otros partidos localizo al menos un candidato de excepción.
Segunda, no votaré por candidatos que pretenden repetir en el cargo que acaban de dejar.
Tercera; en caso de duda, si hay una candidata guapa, votaré por ella. ¿Qué les parece esta línea política?
DIVORCIARSE CIVILIZADAMENTE
La activa diputada local Rosa Elena Trujillo impulsa en el Congreso del Estado una reforma al Código Civil que, de aprobarse, permitirá a los cónyuges divorciarse sin necesidad de invocar una de las causales que hasta hoy exige la legislación.
Durante años, los jueces de lo Civil han favorecido la tendencia a mantener la liga matrimonial a toda costa, pues aunque hace mucho rige también el divorcio voluntario, está sujeto a requisitos que no siempre se pueden cumplir, por ejemplo, que no haya hijos de por medio.
Y resulta que a veces uno de los dos, o ambos, cada quien por su lado, han descubierto otras oportunidades para casarse con otro u otra, pero requieren acudir al divorcio necesario, sujeto a demostrar una de las citadas causales. Abundan en el anecdotario jurídico el caso de cónyuges que inventan deslealtades y conductas inmorales para convencer al juez de que debe conceder el divorcio.
En lo sucesivo, los esposos podrán solicitar la disolución del vínculo matrimonial aunque existan esas conductas graves, y se ahorrarían provocar un escándalo si se abstienen de exponerlas en una audiencia.
No es un delito aburrirse al lado del compañero o compañera, más bien es explicable si eso llega a suceder, pero habrá manera de resolverlo previo aseguramiento, desde luego, del bienestar de los hijos, si los hay.
carlosomoncada@gmail.com
