Reproducir con elecciones banales el poder contra la clase proletaria
Al objeto de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia es preciso comenzar por privar al capital de la posibilidad de alquilar escritores, de comprar editoriales y sobornar periódicos. Denominan libertad de prensa a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública.
V. I. Lenin.
Las dos fuerzas electorales que se disputan el poder público y la representación del poder oligárquico en este país son tan diferentes en su sabor, color y CO2 como la cocacola y la pepsicola.
El PRIAN y el MorePRIAN son rojos y azules por fuera, pero podridos por dentro.
Esta perversión genera que se den golpes en las ingles, puñaladas vociferantes en las espaldas, e incluso proponen meter a la cárcel a López Obrador, cuando este no metió a la cárcel a nadie de esos corruptazos de alta monta, no tiene a ningun funcionario saqueador en la cárcel, óigase bien. A nadie. Incluso se hacen senadores o embajadores.
Es incomprensible que los chairos acepten al Peje que se convirtió en un mentiroso, lo aceptan con un fervor enfermizo.
López Obrador está pintando para ser señalado, no por la derecha, no por la oligarquía, no por los anticomunistas, no por los radicales izquierdistas, si no por la historia, como el peor presidente que ha tenido el país.
30 años de fraudes electorales, los beneficiarios de la cuatoté, se los pasaron por el arco de las piernas, y hoy el sistema electoral en México sigue siendo el mismo, una farsa, un artilugio para someter la mente de los explotados al dictado del sistema opresor oligarquista.
El sistema electoral mexicano, es el mismo que empoderó a Salinas, a Zedillo a Fox y a Calderón, -que creo las condiciones del poder de la oligarquía financiera-, hermético, fraudulento, dispendioso, manipulador, bloqueador de la democracia, falso.
No genera avance, no se eleva a exigencias de formar gobiernos de la gente, por la gente, al contrario, el control del alto poder financiero concentrador es el que dicta, el que aplasta.
Los 65 meses del cutroterismo son la mas grande frustración de la era moderna, después de la derrota de la revolución mexicana.
Elegir ambiciosos banales llenos de mezquindad con tal de obtener un cargo excesivamente bien pagado y traficador de influencias, que solo ofrecen promesas que ninguno ha cumplido ni tiene forma de demostrar que puede cumplirlas, solo corresponde a que en la boleta solo aparece lo mismo: una bebida azucarada negra y otra bebida azucarada negra. No hay más.
El reparto electoral, entre los principales partidos, es para unos cuantos, con procedimientos traicionantes para sus propias legalidades partidarias. De esto se deriva que un azul se convierta en guinda, que un socialista se convierta en capitalista, “que un señor quiera ser mujer y una chica quiera ser señor”. (Silvio Rodríguez dixit.)
La regla es cambiar de color como un camaleón, cambiar la posición como cambiar de calzones, la incongruencia del principio ideológico, y cambiarlo por otro, lo ambicioso patológico y el engaño en campaña, y una vez conseguido el cargo, incumplir en la práctica lo que se dijo en teoría, actuar en sentido inverso a lo ofrecido. Sin existir ninguna clase de escrúpulos.}
Agregar panistas y priístas a la ambición de un gobernador morenista llamado Durazo, al hegemonismo en el órgano legislativo, al poderío para pactar con los grupos fácticos, sea delincuencia, sean dirigentes charros en los sindicatos, sean sectores hegemónicos de la alta empresa, o sean aquellos grandes manipuladores informativos facturadores del presupuesto estatal. Todos son los poderes fácticos que negocian con los que detentan el poder oficial.
Este es el sistema electoral falso que solo llena los recuadros de la boleta electoral y que siga la fiesta autoritaria y discrecional para beneficiar el hegemonismo en la toma de decisiones y del uso de los presupuestos públicos.