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En el proceso electoral de 2003, encaminado a elegir gobernador del Estado, recibí la distinción de dirigir el debate. No estuvo nadie junto a mí, al menos alguien que me hubiera ayudado a medir el tiempo. Lo hice todo. Inclusive repartí tres llamadas de atención entre los cinco candidatos.
Dos eran los que poseían real posibilidad de triunfo: Eduardo Bours Castelo y Ramón Corral Ávila. A uno lo esperaba un nutrido grupo de simpatizantes por la Rosales y al otro, un grupo también numeroso por la calle a la que todavía algunos le seguían llamando Yucatán (la Colosio).
Cada núcleo asumió de plano que su candidato había ganado el debate y se fue a recorrer ciertos rumbos, con música para celebrar la victoria. Desde entonces queda la impresión de que jamás se sabrá quién ha sido el de veras vencedor. La gran mayoría de quienes han visto el espectáculo cree que el ganador es que le gritó cien veces al adversario MIENTES y doscientas lo acusó de corrupto.
Lo que menos le importa a esa mayoría es si su candidato dio respuesta correcta a la pregunta planteada o si salió con su batea de babas. En cambio, hará ruidoso choteo si el que la riega es uno de los candidatos que no le caen bien.
Se podría crear un sistema de calificación que diera calificaciones más o menos acertadas. Pero no vale la pena molestarse en eso. Los debates constituyen un espectáculo para la raza, un entretenimiento, la oportunidad para que el órgano electoral presuma de que hay democracia.
Que cada quien mantenga la ilusión de que su gallo ganó el debate. Los ciudadanos bien informados y aptos para formular juicios no necesitan presenciar el desgreñadero verbal de los políticos para fundamentar su voto futuro. Para pasar el rato, bien.
LÍDERES TRONADOS
Ni ganas me quedaron para comentar el resultado de la huelga en la Universidad. Es ganancia para todos que haya terminado. Los líderes del STEUS, como dije en otra columna, quedaron encerrados en la ratonera. Se les dio la oportunidad de escapar y el ridículo quedó atrás. Todos la regamos en este mundo, los listos una vez, los demás muchas veces. Pero no es poca cosa robar a los estudiantes parte de su futuro. Los líderes necesitan aprender Derecho Laboral, y de paso, nociones de Política y de Ética.
carlosomoncada@gmail.com
