Cuando tomó posesión del PRI armé ese juego de palabras, dije que “Alito” iba a recoger el último hálito del partido. En realidad, el PRI hace tiempo que está muerto. Son unos tontos los que creen que pueden subir el cadáver al caballo, bien atado a la silla, y hacerlo que trote sin rumbo como los guerreros del Cid Campeador. A éste lo lanzaron bien muerto a caballo al campo de batalla y los moros, atemorizados, huyeron.
Pero, aquí y ahora, ¿a quién va a asustar el difunto PRI? Si no haces tu tarea, a la noche te saldrá el fantasma del PRI, pueden decirle al chamaco; y el chamaco bostezará oyendo la amenaza como quien oye llover (aunque ni eso: en Sonora ya no llueve).
Yo no creo que Alito maniobró para quedarse porque es un imbécil. Me parece que más bien es un sinvergüenza. A pesar del fracaso alguna lanita le quedará al partido por concepto de beneficios electorales (dos o tres diputados que ganaron aquí y allá), de perdida tendrá un despacho y con suerte llegarán algunos desorientados a pagar sus cuotas.
¿Sabrá que buen número de ex priistas andan trabajando en la creación de otro partido? Que alguien se lo diga. Podría conseguir una asesoría con sus antecedentes de enterrador.
Carlosomoncada@gmail.com