Partidos y militantes
“La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”
Edmon Thiaudière. Escritor, poeta, dramaturgo francés (Gencay, Francia 1837- Viena 1930)
Raúl. H. Campa García
Decadencia política: Se manifiesta como una contracción del sistema político, vinculada a su incapacidad para responder a los desafíos provenientes del ambiente, y de controlar o administrar las transformaciones que en éste se producen. Es una disminución de la capacidad del sistema político para afrontar y controlar con medios adecuados y a costos humanos y estructurales accesibles los desafíos provenientes del ambiente o de su propia dinámica interna. Suele señalarse como una de las principales causas de la decadencia política la divergencia cultural de la élite respecto de la masa, que le hace perder representatividad y densidad valorativa y la vuelve en definitiva una élite disfuncional. (D. Fisichella, 1990). Fuente: Arnoletto, E.J.: Glosario de Conceptos Políticos Usuales, Ed. EUMEDNET 2007, texto completo en http://www.eumed.net/dices/listado.php?dic=3.
Se ha escrito, desde hace tiempo, mucho sobre la decadencia política en México, principalmente. Remitiré a sólo tres fuente, de tantas, que se han publicado en nuestro país (para los que se interesen en documentarse más):
La primera: LAS ETAPAS DE LA DECADENCIA Y EL AGOTAMIENTO DEL SISTEMA PRESIDENCIAL MEXICANO CLÁSICO Y SUS EFECTOS EN LA ARQUITECTURA DEL ESTADO MEXICANO DEL SIGLO XXI. Francisco José de Andrea S. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2834/8.pdf
La segunda: Fonseca Diego. México y la Decadencia de la Política. Ensayo invitado. The New York Times. 27 de mayo 2021.
Tercera fuente: Moctezuma-Ojeda Fernando. La triste decadencia política. CÁMARA. Periodismo Legislativo 3 de nov. 2022.
En éstas y otras múltiples publicaciones ponen en evidencia cómo el sistema político mexicano se ha deteriorado ante la complacencia de militantes y ante el descaro (indecencia) de los políticos, que han convertido (o pervertido) la esencia de la verdadera práctica política en un modus vivendi, que aplica a la perfección la frase de esta columna, han hecho de la política que sea: “ el arte de disfrazar de interés general el interés particular”.
La ciudadanía militante o no militante de los partidos, hemos visto, sobre todo en estas últimas tres o cuatro décadas, cómo las cúpulas de los Institutos Políticos (sin distinción), han transformado a los partidos un medio de negocios sexenales o transexenales.
Lo hemos dicho y constatado, los Partido se han vuelto feudos de cuates y familia, ante una militancia sumisamente complaciente, quizás con la esperanza de que esto se “componga” (ni que fuese gripe). Como dice un fragmento de la primera fuente, de Francisco José Andrea, retomando entre líneas de un texto de 17 páginas “[…] lo ideal es que bajo un sistema político distinto (que podría ser semipresidencial, con gobierno de gabinete), puedan cambiarse Las piezas descompuestas o ineficaces de la maquinaria para echar a andar nuevamente ya de manera equilibrada la maquinaria política del país y seguir adelante con la marcha de progreso y crecimiento nacional […]”
La misma fuente dice: Cada presidente que llega “continúa vestido con el traje del antiguo presidencialismo y prendas…”. pero tambien ha habido en algunos periodos, gobiernos vacíos de poder. (Hasta aquí la fuente).
La anhelada división, la autonomía de los tres Poderes de la Unión no se ha consolidado a plenitud. Tanto el Poder legislativo ante la comparsa disfrazada, en ocasiones, de la oposición o en la mayoría de congresistas afines al gobierno se somete al ejecutivo. Cómo también se ha sometido el Poder Judicial, con honrosas resistencias, actualmente.
Todo esto también sucede en los partidos, existen personajes que se reciclan en las Diputaciones, Senadurías o en otros cargos por años (algunos 6, 12 o 30 años), prendidos de las ubres de un puesto, ya sea de elección popular (repiten) o de las famosas de “cochi” (plurinominales). Si bien es cierto que desde fines de los 80´ del siglo pasado, la reelección está contemplada en aras de convertirse en “expertis” de la grilla nacional, estatal o municipal, pero los políticos trapecistas (por ejemplo brincan de diputado a senador y de este a diputado), y cada vez intentan eternizarse o seguir pegados a una curul. O, como sucedió del 2018 a la fecha, las reelecciones de las presidencias nacionales de los partido (PRI,PAN) y en otros los dueños se eternizan (PT, MC), o se les hace “bola el engrudo” y tardan más de dos años en cambiar de dirigencia, hasta que no sale el elegido por el dueño del Partido (MoReNa, al imponer a Mario Delgado). O sea el cuatismo o el “sumisionismo”, se impone ante la democracia interna de los partidos o a la “ meritocracia”; y al concluir su periodo como presidentes de tal o cual partido, quieren imponer a algún alfil a modo, de su misma onda grupera.
Tal vez la pretensión (o ya lo dan por hecho) de que estos puestos públicos de elección popular o los plurinominales (que nacieron para hacerle contrapeso a la mayoría oficialista en turno), sean como “ un servicio público profesional de carrera”, (que es una política pública para la profesionalización de los servidores públicos que fomenta la eficiencia y eficacia de la gestión pública, lo que se traduce en una mejora en los servicios que se ofrecen a la ciudadanía). Lo entre paréntesis, no es el caso de los políticos sexenales. Pero ¿Será eso lo que pretenden? … tal parece.
Desgraciadamente el nefasto nepotismo, en todos los niveles de la “política mexicana”, lo quieren transformar o lo han convertido en despotismo (caciquismo a ultranza de algunos dirigentes políticos).
Todo lo expuesto, a parte del nefasto multipartidismo (“en aras de la democracia”), el sistema de partidos políticos en México está en una triste decadencia. ¿Quiénes les pondrán los cascabeles a los gatos políticos?
"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Georg C. Lichtenberg, científico y escritor alemán.
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XRaulHectorCamp1