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Javier Corral es un político chihuahuense que se abrió paso en la política local y nacional promoviéndose como experto en Comunicación Social. Hizo periodismo en prensa escrita, radio y televisión en su tierra. En plena juventud se afilió al PAN y agarrado uñas y dientes a la bandera blanquiazul, fue elegido diputado local, senador y gobernador de su Estado. Le fue bien con los presidentes Fox y Calderón. No se sabe que los haya criticado entonces o ahora.
No sé en qué momento dio el doble salto mortal, dejando atrás más de veinte años de panismo, y cayó de pie en el mero centro de la 4T y se dispone a tomar posesión de un escaño en el Senado. Hace unos días estuvo a punto de ser capturado por agentes de la Fiscalía de Chihuahua bajo cargos de corrupción durante su mandato y no sólo la libró sino que fue defendido públicamente por el presidente AMLO y por la presidenta electa.
Dijo que la gobernadora de su estado natal trata de meterlo a la cárcel por venganza porque él, Javier, procesó penalmente por corrupción a su antecesor Duarte de quien la dama que ahora gobierna es aliada.
Los periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez le hicieron una entrevista, reproducida con oportunidad por InfoCajeme, que Corral aprovechó para barrer con políticos no relacionados con su problema, como Manlio Fabio Beltrones que es el “más impune” de los corruptos, aseguró, pues ha superado graves acusaciones en Chihuahua, Andorra, España y otro país que se me pasa. No aclaró si las libró por haber comprado a los jueces o porque no se presentaron pruebas suficientes.
El ex panista mostró herida la víscera al agregar que Beltrones fue acusado de obstrucción de la justicia en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, ocurrido hace ya tres décadas. Fue un descanso que cambiara de disco y la tomara también contra Ciro Gómez Leyva porque ganó la primicia de exhibir una foto del frustrado intento de aprehensión. Pero eso no nos curó la gana de vomitar.
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