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El Colegio de Sonora dio a conocer hace unos días su edición de "La Sierra y el Viento", de Gerardo Cornejo, una obra maestra de la literatura no sonorense sino mexicana en términos generales.
Con ese motivo consideré apropiado publicar el texto que escribí hace 30 años, más o menos, comentario publicado en Tribuna del Yaqui.
Este es el texto:
Hace unos días tuvimos la oportunidad de participar en una mesa redonda en la que se abordó el tema, muy trillado por cierto, de la literatura popular. En la sesión un alumno del ITSON, institución organizadora del evento, nos preguntó cuál o cuáles libros recomendábamos dignos de ser leídos. En mi turno respondí que cualquier libro era bueno pues lo importante en sí es la lectura y conforme ésta se ejercita el lector aprende a discriminar los textos por su calidad. En realidad mi respuesta era un tanto esquiva pues nunca me he sentido con autoridad para decirle a alguien qué debe leer, acto tan inútil y negativo como decirle qué no debe leer.
Sin embargo, para no caer en excesos, es bueno de vez en cuando hacer una excepción y y atrevernos a sugerir una lectura. De esa manera si ahora me preguntan qué libro recomendamos, de inmediato sugerimos leer "La Sierra y el Viento" del escritor sonorense Gerardo Cornejo.
Antes de conocer este libro ya había tenido noticias de él pero, cabe reconocerlo, no me interesaba leerlo debido a un tonto prejuicio. Suponía que la de Cornejo era una de esas obras de desbordado lirismo provinciano que tanto gustan a los jurados de juegos florales. Pero un día me regalaron un ejemplar de los que editó el Ayuntamiento de Cajeme y, poniéndole valor al asunto, empecé a leerlo nomás por no desperdiciar el regalo. Apenas iniciada la lectura me llevé una grata sorpresa porque página tras página el texto resultaba más interesante y bello de lo que esperaba.
Precisar si "La Sierra y el Viento" es una novela dividida en cuentos o si son cuentos novelados, es lo de menos. Lo realmente importante es su belleza poética, no el género. Cuando narra la historia del hombre que se sublima con el recuerdo de la mujer perdida o cuando describe los ecos de la sierra, la obra alcanza la excelencia literaria, dicho esto sin temor a caer en exageraciones.
El relato se construye con un lenguaje sencillo que, a pesar de tratarse de una historia del medio rural, no incurre en el amaneramiento costumbrista que caracterizó a muchos escritores que intentaron, sin conseguirlo, igualar la obra de Juan Rulfo. El texto de Cornejo da la impresión -quién sabe si sea válida o no- de ser una de esas obras escritas con intenciones modestas, pero que a la postre resultan dignas de figurar en las mejores antologías de la narrativa mexicana.
Hecha como una manifestación de amor al padre, "La Sierra y el Viento" es también el testimonio épico de un esfuerzo colectivo, el de los trabajadores pobres que con su trabajo y a veces a costa de su vida forjaron nuestros valles. Importa subrayar esto pues generalmente el mérito se le concede a ciertos individuos, por lo común miembros de la "alta" sociedad regional, deformando así con un aura de romanticismo propia del western hollywoodense la realidad de una hazaña hecha con sangre, sudor y lágrimas por las capas más humildes de la población rural de nuestra región.
