La disyuntiva de “escoger entre lo menos peor”, siempre ha sido falsa, pero suele cobrar fuerza y procura hacerse valer en momentos de crisis y de creciente pesimismo. Son los tiempos que vivimos y así parece asumirlo el alcalde de Cajeme, Javier Lamarque Cano, quien en los últimos días ha empezado a manejar las estadísticas de asesinatos, haciendo comparativos entre Ciudad Obregón y Hermosillo.
No han faltado comentarios de que los comparativos con la Ciudad de Hermosillo, están adelantando una competencia de Lamarque con el alcalde capitalino, Antonio Astiazarán, por la gubernatura del estado. Si esto es cierto, se trata de una fiebre temprana, que pone sobre la mesa la consigna pesimista de que frente a la oleada de crímenes que se registran en gran parte del territorio nacional y en los municipios mencionados, la opción sería votar por el que logre tener menos muertos. Esto es “escoger entre lo menos peor”.
Una vez que se acepta el axioma de “escoger entre lo menos peor”, la consecuencia siempre será que toda la sociedad pierde. Admitirlo es una renuncia en todos los órdenes de la vida social, política y económica, de que existen solucione superiores a las derivadas de la condición fatal y pesimista de someterse a la elección del “mal menor”.
Reducir el análisis del problema de la seguridad en la entidad y en el país a la revisión de la estadística de muertos es, además de frívolo, equivocado, en tanto que el narcotráfico es un instrumento de poderosos intereses financieros internacionales, mismos que por los últimos treinta años, le han impuesto condiciones políticas y económicas insoportables al mundo y a México. No hay forma de revertir la situación dramática que al respecto vive el país, si la nación continúa sometida a la política económica que inherentemente es compatible con el narcotráfico.
Es mejor poner el foco de la discusión en los asuntos que estructuralmente podrían llevarnos a revertir tales políticas. Algunos de los temas torales los ha señalado el gobernador Alfonso Durazo Montaño, aunque no han tenido la discusión apropiada y necesaria. Entre ellos se encuentra el asunto de la tremenda crisis hídrica que padece la entidad, algo que podría profundizar los conflictos sociales y los choques regionales. El mismo gobernador ha terminado por reconocer la importancia de impulsar la desalación y el PLHINO, así como retomar la incursión en fuentes alternativas de mayor densidad de flujo energético como la energía nuclear.
No aceptemos la valoración del desempeño de nuestros gobiernos usando como instrumento un “muertómetro”. Hay trazos y perspectivas de orden superior que posibilitan el cumplimiento de que la seguridad y la paz social sean frutos del desarrollo y del crecimiento económico.
Desde el Valle del Yaqui, Ciudad Obregón, Sonora, a 1 de agosto de 2024
MOVIMIENTO CIUDADANO POR EL AGUA