El martes primero de octubre el presidente López Obrador le entrega la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. También le entrega un país distinto después de seis años de gobierno. La derecha nos dice que entregará un país cada vez más polarizado, lo cual ellos ven como dañino. Pero si analizamos lo que le duele a la derecha es que ahora la mayoría de mexicanos sabemos quién es quién en los distintos estratos del pueblo mexicano. O para decirlo de otra manera: Ahora nos conocemos mejor.
Hace seis años muchos mexicanos pensábamos que los gobiernos anteriores habían utilizado el presupuesto para beneficio de una clase social minoritaria, ahora nos damos cuenta que el desvío de dinero para una pequeña parte de la población se cuenta en billones de pesos. Dinero que ha servido para construir el Tren Maya, el tren transístmico, la construcción de dos aeropuertos y para dar ayuda social a una parte importante de la población (adultos mayores, personas con capacidades distintas, jóvenes desempleados, entre otros).
Hace seis años, muchos mexicanos creíamos que los medios de información traían los dados cargados y beneficiaban a los grupos de poder económico, pero en general intentaban relacionarlos con la verdad. Ahora nos damos cuanta que mienten sin descaro. Y las notas tienen información que sólo beneficia a los grupos que tienen el poder económico: me refiero a Televisa, TV azteca, Diario Reforma, El Universal…
Sabíamos que la derecha en México tenía un gran poder económico y manejaban a muchos articulistas. Todos ellos mexicanos. Pero ahora nos dimos cuenta que tienen las manos mucho más largas y pueden mover articulistas de los principales diarios de Estados Unidos, Inglaterra y otros países.
Pensábamos que el poder judicial beneficiaba a quienes tienen mayor poder económico. Pero nos dimos cuenta que países como EUA, Canadá, Inglaterra, se han pronunciado contra la reforma judicial en México porque también manejaban el poder judicial para su beneficio en los litigios donde las empresas trasnacionales son demandadas por los mexicanos.
Pensábamos que el poder judicial no se inmiscuía en los asuntos del legislativo y el ejecutivo. Ahora sabemos que intentan darle órdenes al Presidente de la República y al poder legislativo para evitar que realicen su trabajo. Vemos con sorpresa como el poder judicial pretende estar por encima de los otros dos poderes.
A la mayoría de los mexicanos nos habían hecho creer que era impensable un gobierno que se preocupara realmente por el beneficio de las clases desposeídas. Y que nunca llegaría al poder un grupo que beneficiara al pueblo por encima de los grandes poderes económicos. Este gobierno nos demostró lo contrario.
Algunos mexicanos pensábamos que era fácil meter a los delincuentes a la cárcel cuando dañaban en flagrancia a la población. Ahora nos damos cuenta que el poder judicial los deja libres con fundamentos inverosímiles. Como la protección a un pederasta porque en el testimonio de la víctima, una niña de cuatro años, no pudo ubicar bien el lugar donde fue violada.
Algunos mexicanos pensábamos que era imposible que un presidente le hablara de igual a igual a un presidente extranjero. Sobre todo, si era del llamado del primer mundo. Ahora sabemos que es posible decir no a una intromisión extranjera en asuntos internos.
Algunos mexicanos pensábamos que era imposible que un secretario de Estado estuviera coludido con los narcotraficantes mexicanos. Ahora vemos que en EUA es procesado García Luna, el secretario de Seguridad del expresidente Felipe Calderón.
No imaginábamos que en seis años México podía ser ahora sí para la mayoría de los mexicanos.