No más le faltó decir ayer a la Presidenta Sheimbaun, en la Mañanera, que el PAN está como la chimoltrufia, pues lo mismo que dice una cosa dice otra. Se refirió a la aceptación que en un primer momento dieron los panistas a los programas sociales creados por el presidente AMLO: el Bienestar para adultos mayores, el apoyo para discapacitados, el de becas y otros, y ahora los rechazan.
La Presidenta explicó que si en el futuro llega al Ejecutivo alguien que se opone a que el Estado ayude a los pobres, con facilidad hará desaparecer esos programas, de modo que se ha promovido una iniciativa de reforma constitucional para que, así como están consagrados en la Carta Magna el Derecho a la Educación, el Derecho a la Salud, el Derecho a un Salario Justo y otros, también los derechos que se citan en el párrafo anterior sean constitucionalmente obligatorios.
Es una mezquindad la del PAN que con tal de que el gobierno de MORENA no coseche simpatías con los programas sociales, intente boicotearlos. Si lo lograran, pero no lo lograrán, los perjudicados serían no otros políticos sino los mexicanos que necesitan los apoyos del Estado.
DOS EMBAJADORES DE SONORA
El periodismo sonorense ha tenido dos embajadores singulares en “las Mañaneras”: la reportera Reyna Ramírez y el reportero Demian Duarte. La primera hizo de las suyas durante el sexenio de López Obrador con sus preguntas incongruentes y agresivas que dejaban la impresión de que la reportera no tenía realmente interés en una respuesta sino en apantallar ingenuos.
El periodista Duarte posee un estilo ceremonioso, compuesto por un encendido elogio al entrevistado (ayer, Manuel Andrés; hoy, Claudia) y un prólogo explicativo de la pregunta. En la Mañanera de ayer comunicó a la Presidenta que en su estancia en Sonora mucha gente le pidió que le diera a conocer el apoyo que le profesan los sonorenses. Luego encomió el interés que ha puesto la mandataria en incrementar la educación gratuita, pero resulta que en la Universidad de Sonora cobran quién sabe cuántos pesos por la matrícula y algún otro rubro por ahí, que la alejan de la gratuidad. ¿Qué posibilidad hay de que no se cobren esas cuotas y que el gobierno federal entre al quite?
La respuesta presidencial es la misma para este tipo de casos: la Universidad es autónoma, que busque el camino y procedimiento adecuado. Contestación breve, es cierto, pero ya habíamos disfrutado la actuación de Demian.
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