“Tratándose de un presidente, las peores ignominias pueden ser las dos cosas al mismo tiempo: verdad y mentira”. Gabriel García Márquez. Escritor colombiano (1927-2014).
La ignominia es una ofensa pública que sufre el honor o la dignidad de una persona o un grupo social, es decir deshonor, descrédito de quien ha perdido el respeto de los demás a causa de una probable acción indigna o vergonzosa. Es sinónimo de injuria y vergüenza.
La mala praxis política no solo en México sino en cualquier país, a caracterizado, con honrosas excepciones, a los políticos que no siguen un principio básico: el de administrar honestamente los recursos de una nación. La mala praxis de estos individuos, hacen que la esencia fundamental del servicio público caiga en el descrédito o la vergüenza (en la ignominia). Estas acciones pueden ser por actuar con dolo u omisión, en el quehacer de la función pública que pueden ser por: la malversación de los recursos públicos, estafas, contubernios de estos mismos (con proveedores del gobierno… “mochadas pues”, donde aplica el dicho: “que, haciendo obras, a los políticos algo les $obra); la ignominia recae tambien en las violaciones de los derechos civiles, aumento innecesario del gasto público o de algunos impuestos, etcétera.
Este mal inicia con frecuencia, en la manera de cómo estos individuos (“zoon Politikon” -es-) acceden al poder; sea por manipulación de las elecciones, la coerción del voto, los compromisos con grupos de acaudalados empresarios, o la “simple” confabulación con asociaciones delictivas. Por cierto, que, de esto último se comenta mucho, pero no se actúa en consecuencia, o se actúa poco.
En las campañas electorales, es frecuente que entre los aspirantes se endilguen, mutuamente, actos de corrupción o sacarse “los trapitos al sol”. Indignados, unos y otros lo consideran una ofensa pública, pero que callando otorgan, pocos demandan por el “supuesto daño moral”, por tan ofensivo descredito… pero les vale. Llegan al poder y se “olvidan”, y después andan muy de manitas sudada. La hipocresía es una de tantas ignominias de los seres humanos…políticos.
Se ha señalado que los servidores públicos con responsabilidades técnicas o especializadas deben estar sujetos a una verdadera meritocracia y de ética política. Ocupar cualquier cargo público o de elección popular, sin tener una preparación para ello, es uno de los primeros actos de corrupción, no solo de los políticos, sino en cualquier actividad legal.
Otros actos de corrupción política, que, por lo general no toman en cuenta los méritos, principalmente los perfiles de personas para ocupar algún puesto público son las designaciones, siempre plagadas del indignante nepotismo (las designaciones de amigos o familiares).
No actuar contra los actos de corrupción o solaparlos, es un común denominador de algunos gobiernos.
“Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata”. Es complicidad,
A propósito de esto, dicen o se cuenta, por parientes cercanos al gobernador Samuel Ocaña, esta anécdota (no literal, pero, si el contexto): Le fueron a pedir trabajo unos primos y a la pregunta del gobernador ¿Qué sabían hacer o los estudios que tenían? Uno le contestó: danos tal o cual chamba (trabajo que ninguno de los solicitantes estaba preparado, para lo que querían). La respuesta del gobernador fue enfática: Miren, si ustedes cometen un error por no contar con la preparación o un ilícito, con mucha pena, los puedo meter a la cárcel.
Uno de los solicitantes, desistió de la chamba ¿?
(Nota al margen: deseamos pronta recuperación de su salud, al Dr. Samuel Ocaña).
Una célebre frase que se le atribuye a quien fue el primer presidente de la ciudad-estado de Singapur (que gobernó de 1959-1990) es:
“Si quieres derrotar la corrupción, debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares”. Lee Kuan Yew. Abogado y político. (Singapur, 1923-2015).
“Si elegimos a los mismos políticos corruptos de siempre, ese es un mensaje muy claro que no queremos un cambio”. Sukant Ratnakar.
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