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Las cárceles. Justos por pecadores.

Raúl Héctor Campa García
Viernes 15 de Noviembre de 2024
 

“El último grado de perversidad, es hacer servir a las leyes para la injusticia”. Voltaire.

La frase, que se le atribuye a Platón: “La peor forma de injusticia, es la justicia simulada”. Se complementa con la de Voltaire. ¿Cuántas persona, en el mundo y en nuestro país, están condenados a pagar por un delito que no cometieron? Lo peor del caso es que algunos fiscales no actúan con honestidad en su función como tales.

Un fiscal tiene como misión ser promotor de la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como como velar por la independencia de los tribunales y procurar ante ellos la satisfacción del interés social.

(Fuente: Diccionario panhispánico del español jurídico – dpej.rae.es-)

Hace una semana que estuve unos días en Guadalajara, Jal. En casa de mi hijo que radica en esa hermosa ciudad, me “topé” con un interesante libro, una novela escrita por un famoso escritor de betseller internacionales; el nombre de esta novela es: Los Guardianes, del escritor y abogado John Grisham. 

Al igual que todas sus anteriores novelas que han sido un éxito de venta (son: El soborno, El abogado rebelde, EL secreto de Gray Mountain, La herencia, El estafador, La firma, La apelación, El asociado y, La gran estafa.

A manera de una ficha técnica de esta fascinante novela: Los Guardianes. Autor John Grisham. Editorial Vintage Español. Una división de Penguin Random House LLC, Nueva York. Primera Edición en 2020 traducida al español por Nieves Gutiérrez Calvino. Si bien es una novela de ficción, al igual que sus personajes. Siendo estos: un abogado y sacerdote ministro episcopal Cullen Post, los reos Quincy Miller (un joven de raza negra, que espera su sentencia de muerte, por homicidio, que no cometió), al igual que Duke Russell, que lo declaran culpable por atroces crímenes no cometidos por él. Y Frankie Tatum, otro joven de raza negra, que fue exonerado de delitos que tampoco cometió y, estaba esperando su próxima sentencia de muerte. A Tatum, el grupo de Los guardianes fue al primero que lograron su exoneración y se convirtió en parte importante de esta Institución de ayuda a reos, que están casi seguro de su inocencia. En este trama de tropiezos judiciales, están involucrados fiscales y falsos“expertos en criminalísticas” corruptos, grupos delincuenciales y políticos, que se confabulan con testigos a modo, para incriminar a “chivos expiatorios”. 

En realidad, la novela está basada en interesantes casos de reos de la vida real, y del abogado sacerdote James McCloskey, que formó una institución, sin fines de lucro (Centurion Ministries), para a ayudar a reos, por lo que realiza todo lo posible por demostrar la inocencia; tal como lo explica el autor de este libro, como colofón de estas historias.

Confieso que no conocía al autor ni sus obras. Pero esta novela de 396 páginas contiene interesantes tramas de suspenso que, me atropó su desde el inicio, que en 5 días de lectura (por la tarde- noche) la terminé, antes de tomar mi vuelo de retorno a Ciudad Obregón. 

Leerla me trajo a la memoria, aquella película, largo metraje documental titulada Presuntos culpables, realizado en el Reclusorio Norte de ña Ciudad de México y en los Tribunales de Justicia, donde se narra el caso de José Antonio Zúñiga y su lucha en contra del Sistema Penal y Judicial Mexicano. Con la ayuda de dos jóvenes, una abogada y un abogado, con tenacidad, pusieron en evidencia el corrompido sistema judicial, desde los policías, sus jefes inmediatos y más arriba. Estos tenaces abogados con convincentes fundamentos lograron la absolución de un inocente. 

Ciertamente, en el sistema penitenciario permea una asquerosa corrupción tanto por políticos y de personajes de la delincuencia organizada que operan no solo dentro de los reclusorios, sino también al exterior de ellos, con la anuencia de las autoridades de los penales. De estos casos está llena la historia, que pocos o ningún gobiernos se ha interesado realmente en combatir, y todo queda en retórica política, que “con sus buenas intenciones”, están llenos, no solo los panteones, sino tambien los reclusorios.

Reclusorios en donde los reos poderosos gozan de privilegios al interior. Los reos pobres, declarados culpables, presuntos culpables o inocentes chivos expiatorios padecen las inclemencias del hacinamiento y de indignas vejaciones, documentadas en las cárceles de México. 

Los privilegios de los presos poderosos dan cabida al poema del poeta español Francisco de Quevedo (1580-1645): Poderoso caballero es Don Dinero, fragmentos: “[…] Hace todo cuanto quiero […] pues da y quita el decoro/ y quebranta cualquier fuero […] al cobarde hace guerrero […] y pues él rompe recatos/ y ablanda al juez más severo […].

Cualquier parecido a un lejano país, es pura realidad. (Frase modificada). “Qué jodidos estamos todos…ustedes”; diría el teporochito.

raulhcampag@hotmail.com

XRaulHectorCamp1 

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