Apareció ayer en mi estudio, de repente, un caballero maduro de confesados noventa y pocos años de edad. Que si lo recordaba, me pregunté. Misión imposible. Hacía cincuenta años, o algo más, que no lo había visto. El doctor Mario Padilla Chacón, con quien coincidí en la Preparatoria de la Universidad, a principios de la década de los cincuenta del Siglo pasado, se enteró de que estaba vendiendo los tomos I, II y III de mi obra “La saga de la cultura sonorense (1831-2020)” y vino a comprarlos.
Mario se fue a estudiar Medicina en la UNAM y aprovechó para realizar estudios de Psicología. Cuando volvió a Hermosillo creó y dirigió el Departamento de Orientación Vocacional. En cuanto puso a mi alcance su tarjeta con su nombre, las remembranzas invadieron mi mente: los grandes discursos de Virgilio Ríos Aguilera, los poetas Gerardo Alonso “cachetón” Morales y Rafael Ángel Rentería, el periódico estudiantil Axios, el Ariel.
Y se llama “Remembranzas” su libro autobiográfico que me dejó al partir. La lectura será mi cena espiritual esta noche.
Cuando inicié la venta de mis libros (para pagar el IV y último Tomo, ya lo he explicado al lector, ignoraba que tendría una ganancia adicional: el camino que abre la Literatura para que reaviven antiguas amistades. ¡Qué gusto volver a encontrarnos, Mario Padilla!
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