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(Cuento para niños de 5 a 80 años). El señor Cocodrilo lloraba sin parar. Muchas veces la Cocodrila se había ido de caza (con z) y era bonito porque al regresar le traía uno o dos pescados en las fauces. ¡Pero ahora se iba de casa! (con s). Se había enamorado de un cocodrilo más joven y se marchaba.
Por la playa paseaba en cámara lenta doña Tortuga y sin querer queriendo, al pasar frente a la entrada de la cueva miró impresionada el incesante llanto del señor Cocodrilo. ¿Cómo puedes ser tan cruel?, preguntó a la Cocodrila? ¿No te conmueven esas lágrimas?
La Cocodrila respondió con desdén: ¡Son lágrimas de cocodrilo! Y comenzó a enfadarse porque la Tortuga se había plantado frente a la cueva viendo lo que no le importaba. Al tiempo que rugía, le dijo a la Tortuga: ¡Lárgate de aquí! ¡Y rápido!
Qué iba a largarse rápido, ni siquiera conocía el significado de esa palabra. Y estaba paralizada de miedo. Lo que hizo fue meter su cabeza debajo de la concha y quedarse inmóvil como una pelota de piedra. La Cocodrila la acometió con las garras sin conseguir moverla mientras la insultaba y la insultaba, enfurecida. Del interior no solía una voz. No se detuvo hasta que vio que su nuevo consorte, el cocodrilo joven, llegaba para llevársela. Todavía enojada, comentó: “Lo que más me molesta es que me dejen con la palabra en la mandíbula”.
DANZA DE SONORA EN GUATEMALA
En Quetzaltenango, Guatemala, se encuentra un grupo de danzantes mayos que mostrarán allá los bailes autóctonos de Sonora. En contrapunto, la Orquesta Sinfónica guatemalteca interpretará la moderna música de nuestro coterráneo Arturo Márquez, invitado especial a los festejos con que la ciudad citada conmemora sus quinientos años de fundación.
La directora general del Instituto Sonorense, Beatriz Aldaco, también se encuentra en aquella lejana ciudad,, coordinando el mensaje cultural de México a la nación amiga.
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