Dos reporteros, dama y varón, le pusieron sabor al caldo a la Mañanera de ayer, y la Presidenta ni se diga, pues no le huyó a la discusión, al contrario, pareció alentarla. Primero fue el reportero, quien objetó que no habían sido todos los dueños de casas del INFONAVIT demandados sin notificación previa (se refería a la denuncia de las pillerías registradas en esa institución, que se presentó en otra mañanera reciente). Y demostró que algunos sí habían sido notificados pues él, el reportero, encontró los edictos en diversos periódicos. El director general del INFONAVIT aceptó que había habido casos así, pero no eran la mayoría. Discusión empatada.
La reportera se empeñó en que la Presidenta dijera en qué difiere su estrategia en materia de seguridad de la estrategia de AMLO, y la Presidenta sostuvo con firmeza que la lucha de hoy es continuación de la de ayer, aunque le duela a los chismosos (esto último no lo dijo Claudia, lo dice este columnista). Entonces viró la reportera hacia el general Cienfuegos, reprobando que lo acepte la clase política. La Presidenta señaló que en los Estados Unidos no hallaron elementos probatorio para someterlo a juicio, y lanzó el reto a la periodista: “Eres reportera, te conmigo a que hagas una buena investigación del caso y vengas a presentarla aquí”. De modo que hay que esperar a que la periodista responda, si responde.
Aquí no es lo más importante precisar quién tiene la razón, los periodistas o la más alta funcionaria del país, sino el hecho de que las diferencias se manifiestan con libertad, con respeto y de buena fe y sin el ánimo hueco de ganar un encuentro verbal. En algunas partes llaman a esto democracia. Me gusta la palabra para aplicarla también a la Mañanera.
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