A pesar de que he criticado la reiterada lambisconería de la prensa, que califica de “históricos” todos los actos del mero mero del gobierno, en su edición de ayer El Imparcial volvió a las andadas y publicó una nota con este encabezado: "Entrega Alfonso Durazo estímulo HISTÓRICO de Cien Mil Pesos al Premio Estatal de la Juventud”.
Pero así como critico lo que como lector repruebo, o sea, manifestado como lo hace doña Florinda, la mamá de Kiko, “yo, como digo una cosa digo la otra”, también elogio el buen uso de la gramática cuando aciertan.
No hace una semana, en el mismo diario informaron que en la Casa Blanca firmaban ya “memorandos” para autorizar el paso del ganado sonorense al país gringo. ¡Perfecto! “Memorando es la castellanización del sustantivo latino “memorandum” (sin acento porque no lo hay en latín). Se facilita así hacer el plural con el sencillo agregado de una ese: “memorandos”, y no caer en feos absurdos como “memorándums” o “memorándumes”.
Hace tiempo que escribimos “auditorio” desprendido del latín “auditorium” y hay que animarse a decir “ultimato” por “ultimatum”, y en plural “ultimatos”. La voz que los gramáticos no se han atrevido a tocar es “presdium”, pesar de que durante la colonia llamaban “presidio” no a una prisión sino a una aglomeración de viviendas con protección de guardias armados.
Y es que hoy ¿cómo se escucharía una invitación como ésta, dicha por micrófono: “Invitamos al señor gobernador, o al señor presidente, a pasar al presidio? Se correría el riesgo de que alguien se alcanzara la puntada de gritar: ¡Que pase y que ya no salga!
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