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Vino el presidente nacional espurio del PRI a formalizar en su cargo de presidenta en Sonora del cadáver, perdón, del PRI. A nadie le explicaron por qué la señora se desempeñó de repente como la número 1 de ese partido, y presumo que porque a ningún ciudadano le interesaba saberlo.
Es triste que estos episodios se den cuando quienes admiraron a Luis Donaldo Colosio se reúnen para recordar el aniversario de su muerte, y para imaginar, como lo hacemos muchos, cada año, qué destino habría marcado a México si hubiera vivido para gobernar.
Cuando le avisaron al entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones que habían asesinado en Tijuana a su gran amigo, hizo lo que cualquier verdadero amigo hace en esta fatal circunstancia: tomó el avión hacia allá para acompañarlo en las últimas horas que Luis Donaldo pasaría en el mundo, y para llorar al lado de sus desolados familiares.
Unos cuantos estúpidos intentaron manchar la amistad de los dos distinguidos políticos y vomitaron una calumnia contra Beltrones, calumnia que no prosperó en absoluto porque estaba claro que era consecuencia de la estupidez de los tipos en cuestión,
No dejó de sorprenderme, aunque sólo por unos segundos, que el presidente espurio del PRI, el apodado “Alito”, volviera a vomitar aquella calumnia en su discurso pronunciado en la toma de posesión de la presidenta priista local. Sólo unos segundos, digo, porque es natural y lógico que un estúpido diga estupideces-
Es al mismo tiempo indignante y doloroso que en vez de recordar a Luis Donaldo con cariño respetuoso se implique su nombre en turbios sentimientos como los de Malito. Le regalamos la M para completar su nombre.
carlosomoncada@gmail.com
