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En la Mañanera del Pueblo de ayer, los funcionarios del gobierno federal responsables de la seguridad dieron cuenta detallada de la captura de narcos (por centenares) realizada en todo el país, y el decomiso de vehículos, armas de todos los calibres, miles de proyectiles, destrucción de laboratorios escondidos en donde se fabricaba droga y apabullantes cargamentos de ésta, en todas sus formas, que no llegará a los centros de consumo.
A la inmensa mayoría de los mexicanos les da gusto escuchar estas noticias que demuestra la eficacia de los agentes de la ley y aplauden el encarcelamiento de delincuentes. A mí me causa desazón, pues si bien la cantidad de armas y de droga de que se trata es muy alta, me pregunto cuántas armas y cuánta droga no circula todavía sin que haya sido detectada por las corporaciones policíacas. Trato, pero no lo consigo, de observar los hechos con el lente optimista de la mayoría.
Lo que como ciudadano y como periodista he reprobado siempre es que se haga público el valor económico de la droga incautada. Ayer, en tres ocasiones el funcionario dijo que el lote de droga decomisado tenía un valor de tantos miles de dólares. Estos datos podrían generar en algunos, sobre todo en los jóvenes, la tentación de incorporarse a las bandas de traficantes para enriquecerse en corto tiempo.
Cuando residía en la Ciudad de México dirigí a la Procuraduría (ahora Fiscalía) General de la República una carta con el ruego de que no apareciera en los boletines de prensa el valor de la droga incautada, Desde esta modesta tribuna hoy reitero la petición.
