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El jueves, en la "mañanera del pueblo", a la presidenta Sheinbaum y al Secretario de Economía les volvió el alma al cuerpo. Anunciaron que el TLCAN -TMEC no ha muerto; aunque tampoco presumieron que el tratado se encuentre vivito y coleando. Con un suspiro tenue (casi como un ¡Puf!) y sonrisa de incrédula satisfacción, Marcelo Ebrard afirmó: sobrevivió el TMEC.
Un periodista les refirió, que el presidente Trump, cuestionó al tratado como un esquema que le hacía mucho daño a la economía norteamericana y que se ocuparía de la cooperación del Congreso de ese país para abandonar esas políticas comerciales.
La presidenta Sheinbaum, tenía la respuesta en la mano. Dijo que los ataques de Trump son al TLCAN, no al TMEC; para luego afirmar que el segundo "es menos injusto" que el primero. Alegó que el TLCAN se soportó en el uso de la mano de obra barata y que el TMEC ha permitido mejores salarios. Algo así como mendrugos más grandes de nuestro propio pan; si a eso se le puede considerar "menos injusto".
Si alguien celebra que el TLCAN -TMEC "haya sobrevivido" es el sector financiero, que durante la vigencia del esquema comercial, ha maximizado sus ganancias especulativas soportadas en la desindustrialización de ambas naciones, la emigración de millones de mexicanos, el desempleo, la creciente economía informal, la extensión del narcotráfico, los abultados servicios al pago de la deuda y una profundización en la dependencia alimentaria.
Ojalá y no se les ocurra convocar al Zócalo para celebrar; y tengan la prudencia de reunirse en privado con los fondos de inversión y tenedores de la deuda para decirles, con copa en mano: ¡logramos la sobrevivencia del TMEC!
