Desesperado por no poder descargar su violencia contra una pared, el Monón alias Ramón Cruz buscó algo que no estuviera tan duro como el ladrillo y el concreto, y encontró la humanidad de su vecina para vaciar su instinto de boxeador nato.
La pobre vecina, quien vive en la calle Ejido El Rodeo de la colonia Luis Echeverría, no pudo eludir los golpes del Monón ni sus insultos verbales, tan hirientes los unos como los otros.
Peor le hubiera ido si no llegan los héroes a rescatarla, siendo en este caso los chicos de la 300 y Jalisco quienes se encargaron del agresor y lo recluyeron en una lúgubre celda de Seguridad Pública.
El Monón prometió portarse bien, ir los domingos a misa y no volver a golpear a la vecina, pero sus palabras cayeron en los oídos del MP como caen las palabras de los candidatos en los oídos de los votantes.